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21 de julio de 2022 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

¡Hola amigos! Hoy, Nancy y yo estaremos compartiendo acerca de uno de los mayores regalos que Dios nos ha dado: ¡El Sábado! Este regalo fue dado en un mundo perfecto al principio de los tiempos y de una manera especial conmemora la Creación y honra a nuestro Creador. El primer capítulo de la Biblia, Génesis 1, describe cómo Dios creó este mundo, y todo lo que hay en él, en seis días literales de 24 horas. Y luego en Génesis 2:1-3 leemos:

 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

Nancy Wilson (NW): ¿Dios descansó después de Su obra de creación porque estaba cansado? ¡Por supuesto que no! Sabemos por Isaías 40:28 que “El Dios eterno, Jehová, el cual creó los confines de la tierra, no desfallece, ni se fatiga con cansancio.” Él descansó, reflexionando sobre la obra que había hecho, y bendijo y santificó este día como un día santo y especial, un tiempo en el que Adán y Eva, y más tarde toda la humanidad, podrían disfrutar de una bendición especial de comunión con Dios, su Creador, y comunión unos con otros.

TW: El sábado es fundamental para nuestra adoración a Dios. El memorial de la Creación, revela la razón por la que Dios debe ser adorado: Él es el Creador y nosotros somos sus criaturas. Nuestra Creencia Fundamental de los Adventistas del Séptimo Día, No. 20, explica el sábado de esta manera:

NW: ”El amable Creador, después de los seis días de la Creación, descansó en el séptimo día e instituyó el Sábado para todas las personas como un memorial de la Creación.”

TW: “El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día como día de descanso, adoración y ministerio en armonía con la enseñanza y la práctica de Jesús, el Señor del Sábado.

NW: El Sábado es un día de encantadora comunión con Dios y con los demás. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, un signo de nuestra santificación, una muestra de nuestra lealtad, y un anticipo de nuestro futuro eterno en el reino de Dios.

TW: El Sábado es la señal perpetua de Dios de su pacto eterno entre Él y su pueblo. La alegre observancia de este santo tiempo de tarde a tarde, de sol a sol, es una celebración de los actos creativos y redentores de Dios.

TW: Ustedes pueden leer más sobre esta importante creencia fundamental y lo que la Biblia tiene que decir sobre el sábado, en el siguiente sitio web: [adv.st/creencias].

NW: Cuando se dieron los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí, el sábado ya existía desde la Creación, pero algunos lo habían oscurecido e incluso olvidado. Es por eso que el cuarto mandamiento comienza con la palabra «Acuérdate».

TW: Leemos en Éxodo 20:8-11: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”

NW: ¡Por supuesto, no tratamos de guardar el sábado para ser salvos! ¡Oh, no! ¡Guardar el sábado es un deleite! Cuando era niña, ¡esperaba ansiosamente el sábado! A última hora de la tarde del viernes, nuestra ropa de sábado estaba planchada y la casa estaba impecablemente limpia y acentuada con las flores recién cortadas de mamá por todas partes. Los increíbles aromas provenientes de la cocina prometían una cena muy especial con tradiciones como el schnecken casero (un panecillo dulce de mis parientes Alemanes) y ensalada de frutas. Era como si nuestra familia se estuviera preparando para algo muy especial.

A medida que se acercaba la hora del sábado, parecía que el cielo y nuestro hogar se unían para celebrar este día tan especial. Era un día para reconocer que éramos hijos de Dios, Su creación a quien Él amaba, y que Él era nuestro Padre celestial que suplía todas nuestras necesidades.

Incluso nuestra adoración era tan especial el viernes por la noche. Papá dirigía y luego los cinco orábamos. Mi mamá tocaba el piano maravillosamente, y a menudo tocaba himnos mientras nos quedábamos dormidos esa noche.

Las tradiciones de mi infancia han continuado en nuestro hogar hasta hoy. Dios sabía que necesitaríamos este día tan especial para la restauración física, mental, social y espiritual. El sábado es uno de los regalos más preciados de Dios y nos mantiene enfocados en nuestra conexión con Él.

TW: Sabemos que mientras estuvo en la Tierra, Jesús mismo guardó el día de reposo, declarando que Él era «Señor del día de reposo» (Lucas 6:5), y que «el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo» ( Marcos 2:27).

La Biblia también nos dice que Dios no solo descansó después de Su obra de creación, sino que también descansó el sábado después de Su obra de redención.

Los seguidores de Cristo continuaron observando el séptimo día, el sábado, después de que Jesús ascendió al cielo. El libro de los Hechos está lleno de ejemplos de Pablo y otros creyentes reuniéndose y adorando en el sábado.

NW: La Biblia nos dice que el sábado seguirá siendo importante hasta el fin de los tiempos. Así como la lealtad de Adán y Eva fue probada por el árbol del conocimiento del bien y del mal colocado en el Jardín del Edén, la lealtad de cada ser humano hacia Dios será probada por el mandamiento del sábado colocado en medio de los Diez Mandamientos.

TW: Las Escrituras revelan que antes de la segunda venida de Cristo, el mundo entero se dividirá en dos clases: Los que «guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús», y los que adoran «a la bestia y a su imagen» (Ap. 14: 12, 9). En ese momento, la verdad de Dios será magnificada ante el mundo, y todos tendrán la oportunidad de mostrar dónde radica su verdadera lealtad. Al aceptar el hermoso regalo de Dios del sábado ahora, le permitimos obrar en nuestras vidas, cambiándonos y llevándonos a una armonía más cercana con Él.

NW: Leemos en Testimonios para la Iglesia, vol. 6: “El poder que creó todas las cosas es el poder que vuelve a crear el alma a su semejanza. Para quienes lo santifican, el sábado es una señal de santificación. La verdadera santificación es armonía con Dios, unidad con él en carácter. Se recibe obedeciendo a los principios que son el trasunto de su carácter. Y el sábado es la señal de obediencia. El que obedece de corazón al cuarto mandamiento, obedecerá toda la ley. Queda santificado por la obediencia.” (p. 351).

TW: Amigos, Dios nos ha dado el maravilloso regalo del sábado y de su propio Hijo amado. Él nos creó y dio Su vida para redimirnos. Él anhela pasar Su día especial con nosotros cada semana. Los invito a experimentar por sí mismos la alegría que les espera en el día especial de Dios.

Oremos juntos ahora mismo. Padre en el Cielo, gracias por haber creado este mundo y crearlo a través de tu palabra, en seis días literales. Gracias porque eres todopoderoso y puedes hacer cualquier cosa. Gracias por darnos también un ejemplo de descansar en el sábado, el séptimo día. Te damos gracias porque podemos descansar y adorarte en ese día, recordando lo que has hecho como nuestro Creador. Gracias por escucharnos. Danos un momento especial este sábado y que todos los que vean y escuchen, se conecten contigo y observen este precioso regalo del cielo, el séptimo día, el Sábado. En el nombre de Jesús te lo pedimos, Amén.

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