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La Sala de Oración facilita los encuentros divinos y las conexiones especiales con Dios.

Marcos Paseggi, Adventist Review

No lejos de la agitación de los pasillos poblados por los parlanchines delegados y sus familiares y amigos, una puerta lleva a la que es acaso la sala más importante del Complejo de Convenciones America’s Center en San Luis, Missouri, Estados Unidos. Conocida como la Sala de Oraciones, es una fija de los Congresos de la Asociación General y de otros eventos de la iglesia en diversas partes del mundo.

En la tranquilidad de esa sala, los que asisten al Congreso de la Asociación General 2022 pueden detenerse en cualquier momento entre las 9:00 y las 18:00 todo el tiempo que quieran, para reflexionar en la Palabra de Dios y orar.

La idea es simple: reunirse para alabar al Señor, pedir perdón y presentar pedidos personales o grupales, dijeron los líderes de ministerios de oración.

Afuera de la sala, voluntarios sonrientes de diversos lugares del mundo dan la bienvenida a los que vienen a buscar al Señor. Adentro, en el centro de la sala, Gem Castor coordina decenas de personas que, en un círculo a su alrededor, se arrodillan sobre almohadones, hablando con Dios con la certeza de que él los está escuchando. Las frases suelen ser cortas y simples.

“Te alabo, Dios, porque eres mi amigo”, ora una mujer.

“Perdónanos porque estamos dormidos; despiértanos, Señor”, añade otra.

“Ayúdanos a estar más cerca de ti en todo momento”, un anciano le dice a Dios.

“Padre, enséñanos a orar”, implora una cuarta persona.

En una esquina, hay una sección para Oración en Privado, donde un grupito de personas aparece de rodillas. Sus ojos están cerrados, y sus suaves palabras de súplica apenas pueden escucharse a dos metros de distancia.

En el fondo, cuelga un Mapa de Misión a las Ciudades. El mapa invita a cada adventista para que ore por las más de seiscientas ciudades del mundo con más de un millón de residentes. Líneas de colores conectan a las ciudades, como en un mapa del metro. Cada persona puede llevarse un ejemplar plegable del mapa o imprimir copias para sus iglesias y escuelas.

La Sala de Oración también incluye una sección que anima a las visitas a orar por los diversos grupos de personas, lo que incluye a los musulmanes, los budistas y los hindúes. También invita a las visitas a orar por los refugiados e inmigrantes. Es dirigida por Jobson Dornelles Santos, un profesor de Biblia en el Centro Universitario Adventista de San Pablo, y gerente fundador de wepray.org. La aplicación, lanzada en el Congreso de la Asociación General en 2015, invita a las personas para que envíen sus pedidos u oren por otras personas. Desde sus comienzos, ha recibido más de 44 mil pedidos de oración.

También hay momentos para la reflexión, dirigidos alternativamente por diversos miembros del personal del Ministerio de Oración. “Nuestro problema es que no pasamos suficiente tiempo con Dios”, Castor le dice al grupo. “No agonizamos de la forma en que Jesús lo hizo. Cuando lo hacemos, vamos a salir de esta convención con un brillo en el rostro”.

Melody Mason, coordinadora de Ministerios de Oración de la Asociación General, concuerda con él. “Venimos aquí para reflexionar sobre la Biblia, para orar con las palabras de la Biblia, pidiendo la ayuda de Dios para que podamos aplicarla a nuestra vida. Damos a Dios nuestra alabanza, nuestra confesión y nuestras súplicas”, dice ella. “Es una combinación de oración y de profundizar en la Palabra de Dios, y tratar asimismo de mostrar qué puede hacer la gente para replicarlo en sus propias iglesias”.

En el centro de la sala, Castor continúa compartiendo algunos pensamientos con los presentes. Explica que algunos le dicen que no tienen talento para orar. “Pero la oración no es un talento”, enfatiza. “Es un llamado desesperado a Dios. En efecto, aun el llamado de ir y predicar el evangelio no se cumplirá si primero no pasamos tiempo con Dios en oración. Pero si lo hacemos, seremos imparables”.

Traducción de Marcos Paseggi

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