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7 de abril de 2022 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Esther Díaz

Esta historia fue tomada de La Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Días (ESDA), con libre acceso a través de encyclopedia.adventist.org.

Alejandro Delgado Alonso fue presidente de la Asociación Nacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Cuba.

Primeros años

Alejandro Delgado Alonso nació en Ceiba Mocha, Matanzas, Cuba, el 22 de abril de 1926.1 Alejandro y su hermana gemela, Alejandra, conocidos por sus apodos de Neno y Nena, fueron los hijos menores de una familia numerosa.2

Aunque su familia no era adventista, Alejandro aceptó a Cristo en su juventud y, en 1944, cuando tenía 18 años, fue  bautizado en la iglesia adventista Cárdenas, Matanzas, Cuba, por el pastor Braulio Pérez Marcio al final de una serie de conferencias.3 Durante largo tiempo trabajó como ebanista, pero más tarde se dedicó a vender libros cristianos sobre salud, familia y educación.4

Matrimonio

El 21 de octubre de 1953, a la edad de 27, Alejandro contrajo matrimonio con Hilda Cardero. La familia de Hilda era adventista y vivía en la capital del país. Su madre era fundadora de la iglesia en Víbora, La Habana.5 Alejandro amaba mucho a su esposa y decía con frecuencia: “Lo que soy hoy, lo debo a Hilda”.6 Después de un tiempo y debido a la imposibilidad de tener hijos, la pareja adoptó a una niña de cuatro años llamada Migdalia Viamontes. Desde el momento de su adopción, la pequeña Migdalia llegó a ser la hija que tanto habían deseado tener. Más tarde, Migdalia contrajo matrimonio y tuvo dos hijos, Michel and Aniel, los cuales también formaron matrimonio y tuvieron dos hijos cada uno.

Alejandro era una persona alegre y carismática, rasgos de carácter que le ayudaron  a relacionarse bien con los jóvenes con quienes entraba en contacto. Le gustaba el béisbol, gustaba de la música de Mozart y admiraba las finas obras de arte. Demostró su amor por el arte pictórico al pintar «Jesús en el Santuario”, que exhibía en la sala de su casa.7

Ministerio y servicio

Al dedicar su vida al servicio de Dios, comenzó a estudiar teología en 1955 en el Colegio de las Antillas, situado en Santa Clara, Cuba. Alejandro obtuvo su grado de asociado en humanidades, el 2 de junio de 1957.8

El pastor Alejandro Delgado comenzó su labor ministerial en la Asociación de Occidente, en mayo de 1957 y, en agosto de 1962, fue ordenado al ministerio evangélico como pastor. En agosto de 1962, Alejandro Delgado fue llamado a ocupar el cargo de presidente de la Asociación Oriental, posición que sostuvo hasta enero de 1966. Durante los siguientes dos años fungió como pastor de distrito.

En enero de 1968, el pastor Delgado fue nombrado vicepresidente de la Asociación Nacional de la  Iglesia Adventista del Séptimo Día en Cuba, responsabilidad que cumplió hasta enero de  1974, cuando fue elegido presidente de la Delegación del Este. En 1978 fue elegido presidente de la mencionada Asociación Nacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Cuba, dirigiendo la obra adventista de toda la isla.9

Cuando asumió los deberes de su nueva posición, el pastor Delgado tuvo que enfrentar una de las mayores crisis de la Iglesia Adventista en Cuba. El departamento de seguridad social del estado había impuesto a la iglesia una multa de $342,500.00 pesos cubanos, la cual debía pagar en 15 días; lo cual era imposible que hiciera la iglesia en ese tiempo.10 No había razón justificada para esta multa, siendo que los obreros de la iglesia no recibían beneficios de seguro social; pero si no se pagaba tal multa, debían cerrarse todas las iglesias en Cuba. La administración estuvo de acuerdo en que los obreros de la iglesia no recibieran su salario durante ese mes; debían sufragar sus gastos a través de cualquier ayuda que obtuvieran de parte de sus hermanos y hermanas en la iglesia.

Toda la iglesia quería cooperar. Los niños vendieron sus juguetes y los jóvenes con planes de matrimonio dieron el dinero que tenían ahorrado y pospusieron su boda. Muchos miembros vendieron parte de sus posesiones y otros que tenían dinero ahorrado lo donaron a la iglesia. Se recogió también una ofrenda en la que cada uno contribuyó tanto como pudo. El resultado fue que la multa se pudo pagar antes de la fecha de vencimiento. ¡Gloria a Dios! Las iglesias permanecieron abiertas para todo el que deseara acudir a adorar.

Otra crisis que el pastor Delgado enfrentó durante su presidencia en la Asociación Nacional, ocurrió en 1980, cuando hubo un éxodo de miles de cubanos a los Estados Unidos de América. Partieron aproximadamente unos 100 obreros de la iglesia de toda la isla, incluyendo el secretario, el tesorero y los directores de departamento de la Asociación Nacional, así como varios directores de campo y el director del seminario.

Poco tiempo después, representantes del departamento de inmigración del estado visitaron al pastor Delgado y le pidieron que él también partiera con su familia. Le informaron que después del éxodo, todas las iglesias habrían de cerrar sus puertas. Alejandro Delgado fue al mercado y compró toda la comida que le fue posible y se encerró en su casa juntamente con su familia a fin de alejarse de la vida pública, evitando así no ser enviado lejos de la isla.

La Asociación Nacional tenía ahora muy pocos obreros para atender a las iglesias establecidas y el seminario. Para resolver la situación, el pastor Delgado se reunió con los dirigentes que habían quedado y reorganizaron el trabajo nombrando nuevos administradores de la Asociación Nacional y de las asociaciones en el territorio. Se nombró un nuevo director del seminario, que a la fecha no contaba con edificio propio y operaba en el piso de abajo del edificio de la Asociación Nacional en La Habana.

Para entrar al seminario, los jóvenes solicitantes debían ser aprobados primero por la junta de directores del seminario. Eran entonces evaluados por el Ministerio de Justicia de la nación antes de recibir autorización para iniciar sus estudios. Había ya un grupo aprobado por la junta, pero no por el estado. La administración determinó que esos jóvenes fueran llamados a iniciar sus estudios a fin de preparar nuevos obreros que atendieran las necesidades de la iglesia. Sin embargo, en octubre de 1980, el Ministerio de Justicia ordenó que todos los nuevos estudiantes que se habían matriculado en los cursos del nuevo año escolar, debían dejar el seminario y regresar a sus hogares. No fue hasta 1982, cuando un grupo de 12 estudiantes fue aprobado por las autoridades del gobierno y pudieron entonces regresar al seminario. A pesar de esta crisis del adventismo en Cuba, las iglesias continuaron en función y llevaron adelante la proclamación del mensaje de salvación.11

Jubilación y fallecimiento

En 1984, el pastor Alejandro Delgado fue enviado a dirigir la iglesia de Santiago de las Vegas, en La Habana, en donde permaneció hasta su jubilación en 1989.12 Después de un tiempo enfermó y falleció el 28 de junio de 1993 en Santiago de las Vegas, en La Habana. Su esposa emigró a los Estados Unidos y falleció en Orlando, Florida en enero de 2001.13

Legado

Gracias al poder de Dios, la generosidad de la iglesia y la tenacidad del pastor Alejandro Delgado, la Iglesia Adventista en Cuba fue capaz de salir exitosa de estas dos grandes crisis. La fe del pastor Delgado y su perseverancia en defensa de la organización de la iglesia ha dejado un legado de lealtad a Dios, a la iglesia y a la organización, que fortaleció a los miembros para enfrentar las crisis experimentadas. El pastor Alejandro Delgado esperaba con anhelo la segunda venida de Cristo; tanto así, que terminaba todos sus sermones con las palabras “¡Maranatha! El Señor viene.

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Traducción – Gloria A Castrejón

 

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