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13 de septiembre de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Katty Marilyn Urrutia,

Esta historia se tomó de la Enciclopedia Adventista del Séptimo Día (ESDA, por sus siglas en inglés) accesible en forma gratuita en encyclopedia.adventist.org.

Francisco Arroyo fue un pastor, evangelizador y administrador adventista procedente de Costa Rica.

Primeros años

Francisco Arroyo nació el 31 de diciembre de 1913 en la ciudad de Alajuela, Costa Rica. Su madre fue María Alvarado y tuvo seis hermanos (Carlos, Víctor, Luis, Paco, Chama y Rosa). Desde su misma infancia, el pastor Arroyo demostró un amplio sentido de responsabilidad, ayudando a su madre con las tareas del hogar y ayudando a contribuir a las finanzas del mismo vendiendo alimentos en el mercado central de la ciudad.1

Cuando tenía 18 años, terminó sus estudios de educación secundaria en Alajuela y se trasladó entonces a San José, la capital de Costa Rica, continuando sus estudios hasta graduar de la carrera de contador público. Estudiaba contabilidad de noche, mientras trabajaba durante el día en la construcción de edificios comerciales, casas y escuelas.

Cuando tenía 25 años y había graduado de contaduría pública, viajó a la ciudad de Siquirres, en la provincia de Limón, juntamente con su esposa, Julia Acuña y sus dos pequeños hijos (Carlos y  Mayra) para administrar una finca productora de cacao. En 1936, mientras trabajaba en ese lugar, hizo su primera visita a una iglesia adventista en donde conoció al Pastor Joaquín Vela, el único pastor de habla hispana en la región.2 Después de escuchar el mensaje adventista, finalmente tomó la decisión de unirse a la iglesia juntamente con su esposa. Francisco Arroyo fue el primer converso de habla hispana en aceptar la fe adventista en Siquirres, una ciudad en la que predominaba el habla inglesa.

Francisco Arroyo Alvarado
[Photo: Courtesía de Mayra Ester Garcia.]

Primeras responsabilidades administrativas

En 1942, los Larrabees, dirigentes en la Unión Centroamericana, con base en Costa Rica, descubrieron que Francisco Arroyo era tanto buen carpintero como buen constructor, al mismo tiempo que un candidato potencial para otros servicios en la iglesia, así que lo animaron a asistir a la Academia Tres Ríos Hispanoamericana, situada al sur de San José. A finales de 1943, graduó de la misma3 y la denominación lo empleó como contador de la academia durante dos años.4 En 1946 recibió un llamado como secretario tesorero de la Misión de El Salvador, llegando a ser el primer centroamericano nombrado para esa responsabilidad, siendo que solamente expatriados norteamericanos habían desempeñado esas funciones por falta de obreros nativos de esa región.

En 1950, mientras Francisco Arroyo era todavía tesorero de la Misión Salvadoreña, la Unión Centroamericana le pidió a la Misión de El Salvador que le concediera permiso para ir a Costa Rica a construir la nueva escuela adventista en La Ceiba, Alajuela. Francisco Arroyo viajó con toda su familia a la ciudad de Alajuela para construir el Colegio Vocacional de Centroamérica (COVAC). Trabajando con suma abnegación, él y su cuadrilla de trabajadores terminaron la construcción del edificio de la escuela en 15 meses. El complejo educativo estaba compuesto por dormitorios para varones y señoritas, un edificio de aulas y administración, una biblioteca y un auditorio; además de un edificio de iglesia, una casa para el director de la escuela, tres apartamentos y casas adicionales para maestros.5

Al final de su trabajo de construcción del COVAC, en abril de 1951, regresó con su familia a El Salvador para continuar con sus responsabilidades como tesorero. Además de ser el tesorero, cada sábado visitaba una diferente congregación, frecuentemente acompañado de su familia. Como resultado de su dedicación, Dios bendijo su trabajo incrementando considerablemente la feligresía de la iglesia y sus finanzas. Al reconocer sus habilidades, la Unión Centroamericana lo ordenó al ministerio en 1952.6 Ese mismo año, solamente un mes después de su ordenación, regresó a  Costa Rica para asumir la posición de administrador de COVAC, la misma institución que había construido en 1950; posición que mantuvo durante siete años y nueve meses. Además de sus deberes administrativos, enseñó contaduría, administración y los principios básicos de construcción de iglesias. Los jóvenes de la escuela lo querían mucho porque gustaba del fútbol y participaba en actividades sociales con ellos. Ayudaba también a aquellos que tenían dificultades financieras.7 Era tan grande su pasión por ayudar a otros, que en 1954, juntamente con el pastor  Manuel Carballal, de origen cubano, inició el establecimiento de una panadería a fin de proveer trabajo a estudiantes de escasos ingresos.8

En 1960, la Misión de El Salvador lo eligió como su presidente, posición que ocupó por cuatro años. De 1968 a 1969, Francisco Arroyo regresó a Costa Rica como administrador general de COVAC, con un énfasis particular de servicio en la promoción de las industrias de la escuela. El 1 de enero de 1970, se constituyó en secretario tesorero de la Misión de Costa Rica, hasta septiembre de ese año, cuando se convirtió en presidente de la misma. Durante su administración, la iglesia creció y se establecieron nuevos distritos. Adquirió un vasto terreno, que es ahora el lugar donde su ubica la iglesia Hatillo, actualmente una de las más grandes, así como la sede del Centro Adventista Educacional de Costa Rica, una escuela conocida como la escuela Hatillo. La compra fue providencial, siendo que el terreno pertenecía al gobierno, el cual tenía intenciones de usarlo en la construcción de viviendas. El yerno del Francisco Arroyo. Ananías González, negoció las formalidades para obtener tales terrenos. Entonces Francisco Arroyo y su hijo Carlos tuvieron el privilegio de construir las primeras aulas y oficinas de esta escuela.

Como presidente de la Misión de Costa Rica, Francisco Arroyo promovió el crecimiento de la iglesia en Guanacaste, Puntarenas, Alajuela, Cartago, Limón y San José; y en otros lugares tales como Tres Ríos, Turrialba, Desamparados y San Isidro del General. Durante su administración, la Misión de Costa Rica adquirió una hermosa finca en Orotina, en agosto de 1974, llamada ahora el Campamento Orotina.9 Aunque muchos pensaron que había sido un error adquirirla, el tiempo ha probado ser una gran bendición para muchos jóvenes adventistas en Costa Rica. Sostuvo también un ministerio de salud que le ganó el título de “doctor del lodo”, siendo que ayudó a sanar personas con cataplasmas de lodo.10

Al término de su presidencia en Costa Rica, Francisco Arroyo prestó sus servicios como auditor de la Unión Centroamericana.11

Años finales y contribución

Después de 33 años de servicio, Francisco Arroyo le expresó a la Unión Centroamericana su deseo de retirarse del servicio activo y se jubiló el 31 de diciembre 1976. Se fue a vivir entonces con su hija Mayra y su yerno, el pastor Ever García. El pastor Francisco Arroyo murió el 28 de agosto de 2001, en Brea, California, Estados Unidos.

No solamente trajo a muchos al Señor, sino que su trabajo abnegado continúa reflejándose en las instituciones y edificios todavía en uso dentro del servicio de la iglesia. Ocupó la primera posición de tesorero en Costa Rica cuando previamente solamente personas extranjeras la habían ocupado. Algunas personas todavía practican el uso de sus “cataplasmas de lodo” como medio de tratar algunas enfermedades.

Bibliografía

Rubio, Luis Montalbán. Los Adventistas en Costa Rica….un siglo de avance. San José, Costa Rica: Imprenta Costa Rica, 2002.

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Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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