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En Australia, tres jóvenes están edificando la reputación de los adventistas como gente que se interesa en la comunidad.

Son los capellanes no oficiales de básquetbol en Bathurst, Nueva Gales del Sur, Australia. Tres estudiantes de teología de la Universidad Avondale están ayudando al pastor y fanático del básquetbol Raymon Paletua a crear lugares seguros para los niños. Al hacerlo, están construyendo la reputación de los adventistas como personas que se interesan en la comunidad.

Cuando no hay cuarentena por el COVID-19, Paletua Y Cedric Peniata viven prácticamente en el estadio cerrado de deportes del pueblo. Paletua es entrenador al principal equipo femenino de menores de 14 años en la Liga Occidental, y Peniata trabaja con el equipo de menores de 12 años. La iglesia también organiza noches mensuales de básquetbol. “Los jóvenes saben que somos adventistas, y que somos pastores, por lo que a menudo están haciendo preguntas sobre Dios”, dijo Paletua. Los cuatro están entrenando con Sports Chaplaincy Australia. La acreditación “solidificará nuestra relación con las familias de básquetbol de nuestra comunidad”.

Muchos de los que juegan al básquetbol o pasan tiempo con los jóvenes en el parque para patinetas en una actividad que el Concilio Regional de Bathurst le pidió a la iglesia que organizara son estudiantes de las escuelas primarias públicas de las que Roger Afele, Abel Afele y Peniata son capellanes. Los tres están cambiando las percepciones de los docentes, que veían a los capellanes como “pastores cansados que no podían conectarse con los niños”. Darren Denmead, director de la Escuela Bathurst West, presentó a Abel Afele a la comunidad escolar de esta manera: “Siempre es positivo y lidera con el ejemplo, ayudando a los estudiantes a que compartan el proceso de desarrollo de sólidas habilidades para la vida”.

Abel Afele se sumó a Roger Afele en la Escuela Bathurst West hace unos meses; Peniata colabora con las escuelas Lyndhurst e East Orange. Como parte de su ministerio, ofrecen a los estudiantes paquetes de la Despensa de Alimentos Central Tablelands, creando confianza y abriendo oportunidades de hacer frente a preocupaciones de salud mental y bienestar. “Servimos a las necesidades hasta que los estudiantes preguntan por qué”, dijo Roger Afele. Su relación con Bathurst West es lo suficientemente buena como para que la institución financie horas extras, de manera que trabajar tiempo completo este año.

“Mi función es estar presente, ayudando a que los estudiantes sientan que son parte de ello. Aún tengo directores de otras instituciones que me llaman y dicen: ‘Escuché que sus capellanes allí en West Bathurst y Lyndhurst están haciendo un gran trabajo. ¿Cómo puedo conseguir a uno de esos capellanes?’”, contó Paletua.

El equipo de Bathurst tuvo otro impulso en julio, recibiendo a otros cuatro estudiantes de teología de Avondale para que completaran una pasantía. Una de sus tareas: ayudar a los miembros de los Clubes de Leones y del Club Rotary, como así también al Grupo Conectar para Hombres del Centro Vecinal para que empacaran más de cien paquetes de comida. Los grupos de la comunidad le dijeron a Paletua que fue “renovador”, ver a jóvenes que querían servir a otros sin motivos ulteriores. Los estudiantes trabajaron entonces con el equipo para distribuir los paquetes a las familias en el suburbio de Kelso. “La gente de la comunidad está sumamente dispuesta a sumarse con buenas ideas”, el pasante Jesse Duperouzel dijo. Su experiencia con sus compañeros Ben Cowley, Jesse Curnuck y Gabbrielle Shaw amplió su perspectiva sobre lo que podría ser el ministerio, dijo. “Aprendí cómo usar lo que ya tengo para lograr algo más, para estar siempre abierto para la próxima oportunidad, no importa cuán pequeña parezca”.

Duperouzel contó, por ejemplo, del director de una escuela que Paletua y el equipo aún no conocían personalmente que pasó por la despensa para buscar algunos paquetes. “Otra conexión, otra comunidad”.

Paletua, Roger Afele, Abel Afele y Peniata representan solo unos cincuenta adventistas en la zona Central Occidental. “Aunque somos pocos en número”, dijo Paletua, “estamos apuntando mucho más alto”.

La versión original de esta historia fue publicada por Adventist Record.

Traducción de Marcos Paseggi

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