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12 de agosto de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

¡Hola amigos! ¿Alguna vez te has sentido inadecuado, que quizás Dios te está pidiendo que hagas más de lo que puedes hacer?

Me imagino que los discípulos podrían haberse sentido así cuando Jesús los envió a una misión. Leemos sobre eso, en Mateo 10:5-8

«A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.  8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.»

Los discípulos bien podrían haber sentido que este llamado estaba más allá de ellos, y de hecho, estaba mucho más allá de lo que podían hacer, en sus propias fuerzas.

Jesús por supuesto sabia esto, y proveyó todo lo que ellos pudiesen necesitar. En el primer versículo de Mateo 10 leemos: « Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia..»

Jesús les dio el poder que necesitaban, y luego, al enviarlos, les recordó: «De gracia recibisteis, dad de gracia». Al reclamar el don que les había dado, fueron más que capaces de hacer todo lo que les pidió que hicieran.

Hoy, cuando pensamos en llegar al mundo, un mundo de casi 8 mil millones de personas, parece completamente imposible, especialmente en áreas donde la libertad religiosa es muy limitada o nula. Y en otras partes del mundo, donde el secularismo se ha arraigado con tanta fuerza, puede parecer casi tan desafiante.

Podemos sentirnos completamente inadecuados para este desafío, y de hecho, en nuestras propias fuerzas, lo somos. Sin embargo, Dios nos llama a ir, prometiendo proporcionar todo lo que necesitamos para llevar a cabo lo que Él nos pida que hagamos.

Este próximo sábado 14 de agosto, la iglesia mundial se está enfocando en alcanzar al mundo a través de la plantación de iglesias.

¿Sabían que cada año, miles de Adventistas del Séptimo Día se disponen a plantar una iglesia? Entran en un área donde no hay una iglesia Adventista. Algunos plantadores de iglesias salen por su cuenta, algunos son auspiciados por su asociación o misión, y algunos, como pioneros de Misión Global, son enviados gracias a patrocinadores que creen en la misión que tenemos para alcanzar a los no alcanzados.

La plantación de Iglesias no es algo nuevo. Se remonta a la iglesia cristiana primitiva. El apóstol Pablo fue uno de los primeros plantadores de iglesias. Recorrió toda Turquía formando pequeños grupos de creyentes. Él era como un padre amoroso, cuidando de esas iglesias para asegurarse de que crecieran y de que los jóvenes discípulos fueran nutridos. Dondequiera que iba, no podía dejar de hablar de su Salvador resucitado. Tenía un mensaje de esperanza que no podía guardar para sí mismo. Así es como se multiplicó la iglesia primitiva.

La Iglesia Adventista creció de la misma manera. Los primeros pioneros adventistas tenían un mensaje único que compartir y comenzaron a recorrer el mundo, formando nuevos grupos de creyentes dondequiera que iban. Este legado ha continuado, con el establecimiento de iglesias Adventistas en todo el mundo.

Sin embargo, a pesar del tremendo crecimiento, muchas personas todavía no han escuchado el mensaje de Advenimiento, ni siquiera el nombre de Jesús. De hecho, dos tercios de la población mundial no conocen a Jesús.

Y esta es la razón por la que estamos llamados a ir hoy: puede ser para llegar a nuestro vecino de al lado, a un ser querido o un compañero de trabajo, o puede ser dando nuestras ofrendas misioneras para llegar a alguien al otro lado del mundo.  Si deseas obtener más información sobre cómo puedes alcanzar a otros para Jesús, o cómo puedes participar en la plantación de iglesias, te invito a visitar el sitio web de Misión Global en: gm.adventistmission.org.

Amigos, alcanzar al mundo no es un llamado imposible. En el hermoso libro, Palabras de Vida del Gran Maestro, p.268, leemos esta asombrosa promesa: Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de Dios, llega a ser omnipotente. Cualquier cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a cabo con su fuerza. Todos sus mandatos son habilitaciones. {PVGM 268.1}

¿Estás dispuesto a responder a ese llamado? ¿Estás dispuesto a decir, Yo Iré a alcanzar el mundo para Él?.

Oremos juntos. Padre celestial, gracias porque a lo que sea que nos llames, nos das el poder para lograrlo, así que ahora, Señor, te lo pedimos mientras inclinamos nuestras cabezas, mientras te oramos directamente al salón del trono celestial, y qué privilegio es, que no tenemos que pasar por ningún ser humano, solo pedimos en el nombre de Jesús y hablamos contigo, ahora te estamos pidiendo que nos des valor para tocar la vida de nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros seres queridos, nuestros compañeros de trabajo y, sí, a personas de todo el mundo, mientras les ayudamos a saber que Dios tiene un plan especial para cada uno de ellos, y que volverá para llevarnos a casa para estar con Él. ¡Qué bendita esperanza tenemos!

Ayúdanos a todos a decir, “sí Señor, iré y alcanzaré mi mundo para Jesucristo”. Te damos gracias por escucharnos ahora, en el nombre de Cristo te lo pedimos, amén.

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