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30 de julio de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Hola amigos, Quizá ustedes han escuchado el dicho, «Ver para creer,» pero, ¿podemos realmente basar nuestras creencias en lo que vemos? Por ejemplo, veamos este increíble dibujo de tiza por el famoso artista Alemán, Edgar Mueller.

Mientras miramos la imagen, parece que hay una enorme caída glacial en el pavimento, ¡con una persona peligrosamente tambaleándose al borde del precipicio! ¡La imagen da una impresión muy real! Sin embargo, cuando miramos otra imagen que muestra al artista trabajando, es más fácil ver que, por más real que parezca, la imagen está en realidad en una superficie completamente plana, solo dando la ilusión de tres dimensiones.

¿Cómo puede ser esto?

Otro artista tridimensional, Julian Beever de Inglaterra, explica: «Un dibujo no anamórfico (esos son los tipos de pinturas y dibujos que estamos acostumbrados a ver), es uno que está diseñado para ser visto de frente. Un dibujo anamórfico (como el que acabamos de ver), es diferente: No lo vemos de frente, y se supone que no debemos hacerlo. Lo vemos desde un ángulo particular y solo desde un punto de vista. Está dibujado en una forma de extensión para que desde ese único punto de vista, estas formas, comprimidas por los efectos de la perspectiva, parezcan correctas. Siendo este el caso, podemos hacer que los objetos parezcan estar parados en el pavimento o entrando en el pavimento. Puede hacer que las cosas se vean en tercera dimensión. Son más difíciles de dibujar, porque tienes que dibujar todas las formas en una distorsión para que se vean bien desde tu punto de vista”.

Esta es una declaración muy interesante. Para que la ilusión funcione, la realidad debe distorsionarse para que «se vea bien» desde el punto de vista de la persona.

Esto nos recuerda lo que se nos ha dicho en Proverbios 14:12: «Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.»

Qué fácil es para nosotros, como seres humanos pensar que sabemos lo que es correcto, cuando en realidad puede ser una distorsión de la verdad.

En Proverbios 9:10 leemos esta importante instrucción: «El temor de

Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.»

¿Cómo llegamos a conocer al «Santo»? ¿Cómo podemos conocer a Dios? La oración de Jesús, como se registra en Juan 17 proporciona una información valiosa. Leemos en el versículo 3, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» Y luego, refiriéndose a sus discípulos, Jesús oró en el versículo 8, «Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.»

La Palabra de Dios es un tema importante a lo largo de toda esta oración de Jesús. Él continúa en los versículos 14 y 17, «Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo… Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.»

¡Y luego, Jesús oró por nosotros! «Mas no ruego solamente por éstos,” leemos en el versículo 20, “sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno…”

Aquí vemos claramente cómo conocer a Dios. Es a través de Su Palabra inspirada, la Biblia. Como ven, la Biblia no solo es inspiradora, es inspirada. 

En 2 Timoteo 3:16, 17 leemos: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.»

Amigos, estamos al borde de la eternidad y se nos advierte que habrá engaños asombrosos. No podemos confiar en nuestros sentidos. El error se presentará como verdad y la verdad se condenará como error. ¿Cómo podemos estar preparados? Se nos da una instrucción clara en el Espíritu de Profecía, que siempre apunta a las Escrituras como la Palabra de Dios.

En el libro El Conflicto de los Siglos, página 580 leemos esta solemne advertencia: “’¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto es porque no les ha amanecido’. Isaías 8:20 (RV95). Al pueblo de Dios se le indica que busque en las Sagradas Escrituras su salvaguardia contra las influencias de los falsos maestros y el poder seductor de los espíritus tenebrosos. Satanás emplea cuantos medios puede para impedir que los

hombres conozcan la Biblia, cuyo claro lenguaje revela sus engaños. En ocasión de cada avivamiento de la obra de Dios, el príncipe del mal actúa con mayor energía; en la actualidad está haciendo esfuerzos desesperados preparándose para la lucha final contra Cristo y sus discípulos. El último gran engaño se desplegará pronto ante nosotros. El Anticristo va a efectuar ante nuestra vista obras maravillosas.

El contrahacimiento se asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Santas Escrituras. Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda declaración, de todo milagro. “Se hará oposición y se ridiculizará a los que traten de obedecer a todos los mandamientos de Dios. Ellos no podrán subsistir sino en Dios. Para poder soportar la prueba que les espera deben comprender la voluntad de Dios tal cual está revelada en su Palabra, pues no pueden honrarle sino en la medida del conocimiento que tengan de su carácter, gobierno y propósitos divinos y en la medida en que obren conforme a las luces que les hayan sido concedidas. Solo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora crítica se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender firmemente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús? {CS 580.1}.

Amigos, construyamos nuestra fe sobre la Palabra de Dios. Tomemos tiempo para conectarnos con Él diariamente a través de la oración y la lectura de la Biblia, aceptándola como Su Palabra y siendo guiados por Su Espíritu.

Oremos juntos.

Padre celestial, te damos gracias por la palabra de Dios, por el entendimiento fundamental de que es primordial para todo nuestro entendimiento de ti y nos lleva a una vida de oración contigo, que nos guía a través de nuestras vidas y nos ayuda a comprende que verdaderamente se puede creer en tu palabra, en todos los aspectos. Señor, bendice a todo el que escucha, bendice a todo el que mira, ayúdales a saber que la comunión diaria contigo es tan importante, porque no podremos creer en nuestros ojos ni en nuestros oídos si no sabemos qué es la verdad a través de la palabra de Dios, así que ayúdanos a no ser de ninguna manera parte del engaño, sino ayúdanos a mantenernos firmes en la preciosa y segura palabra profética de Dios, gracias por escucharnos, en el nombre de Jesús, Amén.

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