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28 de agosto 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por: Ted N.C. Wilson

¡Saludos amigos!

Hoy, en nuestro momento de video, me gustaría compartir una historia con ustedes. Es una historia personal, una que me ha ayudado a comprender de una manera muy real el tesoro que Dios le ha dado a Su pueblo remanente de los últimos días.

Había un hombre llamado William que era ingeniero, granjero y hombre de negocios.

Nació en Irlanda y emigró a los Estados Unidos alrededor de 1870.

Junto con su esposa, Isabella, vivían en Filadelfia donde él trabajaba como ingeniero en la construcción de locomotoras. Con el tiempo se dirigieron al oeste hacia las secoyas del norte de California para realizar la tala, antes de establecerse cerca de Healdsburg, donde William se convirtió en ganadero, agricultor y dueño de una tienda campirana.

Eventualmente, la pareja tuvo cuatro hijos: William (Jr.), Ray, Nathaniel y Walter.

En algún momento, Isabella llegó a ser miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pero su esposo no estaba tan interesado en la religión.

En 1905, se montaron tiendas de campaña cerca de Healdsburg, California, para una reunión campestre de los Adventistas del Séptimo Día. Isabella y los niños asistieron y ella invitó a su esposo para que se uniera a ellos durante el servicio del sábado. Para su deleite, él aceptó.

Mientras William escuchaba debajo de esa gran carpa, la persona que predicaba comenzó a revelar la maravillosa verdad acerca de Jesús, compartiendo la necesidad de todos los pecadores de tener un Salvador y de permitirle cambiar sus vidas. Luego hizo un llamado sincero y, para sorpresa y alegría de Isabella, William se puso de pie y fue al frente, entregando su corazón al Señor.

Estudió este precioso mensaje de Advenimiento durante un año. Cerró su tienda en sábado y confió en Dios para el futuro. Fue bautizado y más tarde se convirtió en el anciano principal de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Healdsburg. Cristo cambió su vida.

William e Isabella Wilson fueron mis bisabuelos y la persona que predicó con tanta seriedad acerca de Jesús, fue Elena de White.

Después de la muerte de Jaime White, ella se mudó a Healdsburg y justo vivía cerca de Colegio Healdsburg, la institución precursora de Pacific Union College.

Mi abuelo, Nathaniel, recordaba a Elena de White, que venía a su casa cuando él era un niño, y cómo con amor les contaba historias a él y a sus hermanos mientras se sentaban a sus pies. La familia Wilson debe mucho de su conocimiento de este precioso mensaje adventista a la actividad evangelística directa y práctica de Elena de White. Y debido a eso, para nosotros, como familia, los escritos del Espíritu de Profecía adquieren un valor aún más personal.

Y hoy, creo de todo corazón en el ministerio profético de Elena de White por muchas razones, pero especialmente porque eleva a Jesús.

“Nuestra fe aumenta al mirar a Jesús, que es el centro de todo lo atractivo y hermoso.“ Ella agrega, “Cuanto más contemplamos lo celestial, tanto menos vemos cosas deseables o atractivas en lo terreno. Cuanto más continuamente fijamos el ojo de la fe en Cristo en quien están centradas nuestras esperanzas de vida eterna, tanto más crece nuestra fe”. (En los Lugares Celestiales, ELC 129.3)

Este es sólo uno de muchos ejemplos donde Elena de White eleva a Cristo. Sus escritos están llenos de mensajes esperanzadores y alentadores.

Pero, ¿quién fue Elena de White?

En resumen, fue una mujer de dones espirituales notables que vivió la mayor parte de su vida durante el siglo XIX, sin embargo, a través de sus escritos todavía está logrando un impacto revolucionario en millones de personas en todo el mundo. Durante su vida escribió más de 5,000 artículos periódicos y 40 libros; pero hoy, incluidas las compilaciones de sus 50,000 páginas de manuscritos, hay más de 100 títulos disponibles en inglés y muchos otros en varios idiomas. De hecho, es la escritora más traducida de toda la historia de la literatura y la autora estadounidense más traducida.

Sus escritos cubren una amplia gama de temas, que incluyen religión, educación, relaciones sociales, evangelización, profecía, publicaciones, nutrición y administración. Su obra maestra que cambió vidas sobre la vida cristiana exitosa, es, El Camino a Cristo, que ha sido publicado en más de 140 idiomas.

Los Adventistas del Séptimo Día creemos que la Sra. White era más que una escritora talentosa; creemos que Dios la designó como mensajera especial para llamar la atención del mundo hacia las Sagradas Escrituras y ayudar a preparar a las personas para la segunda venida de Cristo. Desde que tenía 17 años hasta que murió, 70 años después, Dios le dio aproximadamente 2,000 visiones y sueños. Las visiones variaron en duración, desde menos de un minuto hasta casi cuatro horas. Escribió el conocimiento y el consejo que recibió a través de estas revelaciones para compartir con otros. Por lo tanto, sus escritos especiales son aceptados por los Adventistas del Séptimo Día como inspirados, y su calidad excepcional es reconocida incluso por lectores ocasionales.

“Los escritos de Elena de White no constituyen un sustituto de la Escritura. No pueden ser colocados en el mismo nivel. Las Sagradas Escrituras están colocadas en un nivel que les pertenece sólo a ellas, la única regla por la cual sus escritos—y todos los demás—deben ser juzgados, y a la cual deben hallarse sujetos” (Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día 2:258).

Y como la misma Elena de White señaló en el libro El Conflicto de los Siglos,

“La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por Su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Espíritu facilitaría a sus siervos la inteligencia de la Palabra; que iluminaría y daría aplicación a sus enseñanzas.” {CS 11.2}

Elena G. de White fue verdaderamente una mujer extraordinaria que, al superar todas las pruebas de un verdadero profeta como se establece en las Sagradas Escrituras, ayudó a fundar la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Y a través de los consejos dados a través de esta mensajera especial, Dios nos ha bendecido inmensamente.

Como leemos en 2 Crónicas 20:20,

“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.”

Amigo, te invito a aceptar esta increíble bendición que Dios ha regalado a Su Iglesia. He descubierto que cuanto más leo el Espíritu de Profecía, más bendecido soy. Y hoy, todos sus escritos están disponibles, no solo en papel, sino en línea. Simplemente visita: egwwritings.org, elije tu idioma y comienza a leer hoy.

¡Estoy seguro que serás bendecido!

Oremos juntos.

Nuestro padre celestial. Gracias porque en momentos tan cruciales e importantes de la historia, has enviado recursos que han podido conectar a Tu pueblo con las instrucciones desde el trono celestial.

Te damos gracias por los escritos que se encuentran en la Palabra de Dios, nuestro fundamento de fe. Te damos gracias por la Biblia que es tan central en nuestras vidas.

Gracias Señor por sus instrucciones. Por el entendimiento profético y la luz otorgada de cómo vivir una vida plena. Es el relato de las obras maravillosas de Cristo mientras estuvo aquí en esta tierra y la promesa de Tu pronto. Segundo advenimiento. Te damos gracias por la Biblia y Señor, te damos gracias por los escritos inspirados a través de Elena de White en el espíritu de profecía.

Gracias por darnos instrucción sobre tantos temas, instrucción práctica, instrucción espiritual, comprensión de que nos guiarás en estos últimos días de la historia de la Tierra. Entonces, Señor, gracias por estos maravillosos dones. Confiamos plenamente en Tu cuidado y te pedimos que nos guíes a través de la lectura de Tu palabra. En instrucción y lectura del Espíritu de Profecía a través de la guía del Espíritu Santo en nuestras vidas, a través de nuestra vida de oración, en conexión contigo para que podamos testificar a los demás. La salvación en Cristo es simplemente maravillosa. El servicio del santuario es maravilloso. La justicia es maravillosa. El mensaje de salud es maravilloso.

Los mensajes de los Tres Ángeles y la maravillosa verdad y esperanza, que Jesús vendrá pronto. Todo esto lo pedimos en el poderoso y maravilloso nombre de nuestro Señor y Salvador. Jesucristo. Amén.

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