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Andrew Colquhoun con las niñas de la China Occidental. [Photo: Adventist Record]

A principios del nuevo milenio, Andrew Colquhoun y su esposa, Julie, se encontraban trabajando en el mundo corporativo y llevaban una cómoda existencia en Australia. Pero en 2006, hicieron voto de dedicar el resto de su vida a ayudar a aquellos atrapados por la pobreza e injusticia. Muestran aquí cómo mantenerse luchando en contra del tráfico humano durante la pandemia de COVID-19. —Los Editores

28 de julio de 2020 | Queensland, Australia | Por: Tracey Bridcutt, Adventist Record

Las medidas tomadas para luchar en contra de la pandemia de coronavirus han ayudado inadvertidamente en la batalla contra otra epidemia global —la epidemia del tráfico humano. El fundador de Captivating International, Andrew Colquhoun, dijo que el cierre de las fronteras, implementado para contener la diseminación del COVID-19, han dificultado las actividades de los traficantes humanos. Sin embargo, la reciente atenuación de las restricciones es motivo de renovada preocupación.

“Tal cierre de fronteras habría por lo menos desacelerado significativamente el paso del tráfico humano”, dijo el fundador Colquhoun, un miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Gold Coast, en Queensland, Australia. “Aun los traficantes se preocuparían por su seguridad, no deseando contraer el COVID-19”.

Sin embargo, al aflojarse el rigor del aislamiento, el personal de Captivating International se está preparando y afirmando en vista de un aumento de actividad en los siguientes seis meses, al reasumirse las actividades del tráfico humano.

“Aquí en Australia todos estamos luchando, pero el gobierno introdujo el programa JobKeeper; no hay nada como eso en los países en desarrollo; la gente tiene que luchar sola”, dijo Andrew Colquhoun. “La gente no se hace disponible así nada más para ser traficada; lo hace porque no tiene otra opción”.

Andrew Colquhoun (derecha) y su esposa, Julie (segunda desde la derecha), con un grupo de microfinanciación en Filipinas. [imagen: Adventist Record]

A principios del nuevo milenio, Andrew Colquhoun y su esposa, Julie, se encontraban trabajando en el mundo corporativo y llevaban una cómoda existencia en Australia. Pero en 2006, dieron un salto de fe y decidieron cambiar el curso de su existencia e hicieron voto de dedicar el resto de su vida a ayudar a aquellos atrapados por la pobreza e injusticia.

Captivating International se inició en China, apoyando a jovencitas en alto riesgo, en remotas zonas del país. Esta organización de beneficencia expandió entonces su operación, enfocando su atención en el problema del tráfico humano tanto en Nepal como en Filipinas, en donde las cifras son realmente impactantes. En Filipinas, se estima que más de 60,000 niños serán víctimas de tráfico humano y explotación este año; mientras que en Nepal, aproximadamente un total de 20,000 mujeres y niñas van a sufrir la misma suerte.

Captivating International trabaja a través de socios locales en Nepal y en Filipinas para salvar a estas jovencitas de una vida de miseria. “Si una jovencita cae víctima del tráfico humano, estará totalmente perdida; ya nunca más se sabrá de ella”, dijo el benefactor Colquhoun. “Las niñas pueden ser tan pequeñas como de siete años, pero la edad promedio es usualmente en su adolescencia, y hasta más o menos 19 o 20 años.  Hay una edad comercializable para un propietario de prostíbulo.

En Nepal, esta organización de beneficencia opera once estaciones monitoras en la frontera entre Nepal e India, en donde el personal lleva a cabo “intercepciones” con el apoyo de la policía local. Es ahí donde la jovencita es entrevistada por el personal y se determina la probabilidad de que esté siendo traficada. Entonces se le niega el paso a través de la frontera y se llama a su familia para que venga por ella. En promedio se intercepta a una jovencita cada 90 minutos.

Andrew Colquhoun, su esposa, Julie, y su pequeño hijo, juntamente con huérfanos en el norte de China. [Imagen: Adventist Record]

“Pero no se trata simplemente de intercepciones; se trata también de prevención”, dijo el benefactor Colquhoun. “Hasta que no llevemos a cabo programas para reducir el deseo de la gente de emigrar para encontrar mejores empleos, el tráfico estará siempre ahí. Juntamente con el gobierno y los departamentos de educación, estamos echando a andar programas encaminados hacia niños que viven en zonas de pobreza y que están en alto riesgo de llamar la atención de los traficantes. Tenemos la esperanza de que estos niños se conviertan en embajadores en contra del tráfico humano. Tenemos confianza en que podemos transformar este espacio durante la década siguiente, al convertirse esto en parte del currículo de cada escuela.

“Hemos comenzado también un programa de micro financiación llamado “Mi Negocio, Mi Libertad” que consiste en encontrar mujeres que pensamos que están en peligro de ser víctimas de tráfico humano. Al trabajar con ellas para incrementar sus ingresos familiares, nuestro objetivo es ayudar a estas mujeres en situaciones en donde ellas puedan hacer una elección”.

En agosto de 2020, Captivating International está alentando el apoyo para su iniciativa “Stop Trafficking 5K” (Alto al Tráfico 5K), que ayuda a levantar fondos financieros para la obra de beneficencia contra el tráfico humano. Se anima a los participantes a correr o caminar tantos kilómetros o millas como puedan durante ese mes. El fundador Colquhoun se ha puesto a sí mismo el blanco de correr 100 kilómetros, Hay también la oportunidad de patrocinar participantes, dijo.

La original version (versión original) de esta historia se publicó en Adventist Record.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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