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29 de mayo de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Stephen Chavez, Adventist Review

Desde que los términos “COVID-19” y “coronavirus” entraron a nuestro vocabulario, hemos estado escuchando historias e informes sobre instituciones que están pugnando por reinventar una forma de servir a sus comunidades.

Las escuelas han recurrido a la enseñanza en línea. Los restaurantes han cambiado su sistema tradicional de servir a sus clientes dentro de sus recintos, por otras opciones, tales como entregar la comida afuera en la acera; o bien, a través de servicio de ventanilla para recogerla desde el automóvil. Las iglesias han tenido también que adaptarse a un ambiente en el que los miembros atienden los servicios de adoración o las clases de escuela sabática en línea. Los servicios de adoración digitales, que eran antes un recurso utilizado primordialmente por adoradores fuera de su iglesia habitual o por personas confinadas en casa por alguna razón, se han convertido en la norma para muchos adventistas.

Y ahora, al levantarse las restricciones de distancia social en varios estados y comunidades, hemos hablado con algunos pastores y dirigentes acerca de cómo perciben que será la vida de la iglesia en el futuro post pandémico.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día New Hope, en Fulton, Maryland, es una de muchas iglesias en la División Norteamericana que transmitían sus servicios de adoración en línea antes de la pandemia del COVID-19. Durante la pandemia, la mayoría de sus miembros adoraron desde sus hogares y solamente los pastores y dirigentes venían al santuario.

En el futuro próximo, la iglesia tiene todavía la intención de reunirse virtualmente. Mike Speegle, pastor principal de la mencionada iglesia New Hope, reconoce la nueva realidad causada por la pandemia.

“Nos estamos ajustando a la nueva normalidad”, dijo. “Cuando volvamos a reunirnos en persona, lo vamos a hacer en la forma más segura posible para los asistentes y la comunidad”. Puede ver el uso de mascarillas o tapabocas, la práctica de distancia social y un nuevo acomodo de los asientos, como parte de la estrategia de reanudar la asistencia en persona.

La transmisión en línea de las juntas de iglesia, los servicios de adoración y las clases de Escuela Sabática, pueden tener sus implicaciones tanto positivas como negativas, dependiendo de en qué forma las consideremos.

La conveniencia de no tener que conducir un vehículo, de poder asistir a los servicios sin tener que vestirse para el caso, o el poder tener acceso a la predicación del mejor predicador adventista, desde la comodidad de la propia sala o estudio; son todos ellos factores que hacen pensar al personal de las iglesias en cuanto al futuro de la vida de la iglesia. La mayoría de las iglesias informa una mayor participación en línea. Pero, ¿qué ocurrirá después de que termine la amenaza de la pandemia y se disipe la novedad de un servicio de adoración en línea? ¿Puede una experiencia de adoración en línea competir con la experiencia en persona? ¿Se acostumbrará la gente a recibir su inspiración en línea?

Isai Moran, pastor encargado de adoración y jóvenes en la iglesia Crosswalk, en Redlands, California, está de acuerdo en que la adoración en persona no va a ser la misma en un próximo futuro. El promedio de asistencia a los servicios del sábado, antes de la pandemia, era de 1,800 personas. Cuando se restringieron las reuniones públicas, las personas continuaron “asistiendo” digitalmente a los servicios.

“Hemos tenido más de 10,000 “asistentes” en forma consistente”, dijo.

Los servicios religiosos en la iglesia Crosswalk, en celebración de la resurrección de Cristo, atrajeron tanto como 16,000 espectadores que vieron por lo menos algunos de los servicios de ese fin de semana.

“Tenemos ahora que preparar los servicios con todo cuidado, atención e intencionalidad”, dijo el Pastor Moran.

El Pastor Moran percibe que la asistencia a los servicios de adoración en el futuro, se verá severamente limitada. “Estamos comenzando a pensar cómo será el poder reunirnos con 100 personas, para comenzar”. Y el nuestro es un local que celebra tres servicios cada sábado, con 600 a 700 personas asistiendo a cada servicio.

En la Iglesia Adventista del Séptimo Día Sligo, en Takoma Park, Maryland, la clase de  Escuela Sabática denominada Fe y Razón, utilizó la pandemia para invitar a presentadores de todo el mundo a participar en sus presentaciones digitales. Gracias a los contactos establecidos por el dirigente de la clase, Charles Sandefur, a través de muchos años como administrador de la iglesia, la clase pudo escuchar presentaciones de teólogos, administradores y educadores adventistas de todo el mundo.

“Durante 35 años nuestra clase tuvo siempre maestros ‘en vivo’”, dijo  el dirigente Sandefur. “Pero ahora hemos llegado a sentirnos tan cómodos con la enseñanza en línea, que podemos asumir que continuaremos invitando a maestros invitados de nuestra iglesia mundial”.

El director Sandefur hace también notar que ha aumentado también la asistencia a la clase, no solamente entre los miembros “locales”, sino también entre aquellos que se conectan a la clase a distancia. “Eso refleja el hambre por una enseñanza de calidad, que sea bíblica, inquisitiva y atractivamente adventista”.

La pandemia ha revelado que “la iglesia” no es solamente un edificio y que la adoración no ocurre solamente dentro del templo. La iglesia, el cuerpo de Cristo, es un organismo que se desarrolla y prospera en un ambiente de compañerismo, inspiración y servicio.

“Más que cualquier otra cosa”, afirma el Pastor Moran, “la gente extraña el poder interactuar con otras personas, cantar y adorar en vivo. La gente desea servir. La gente está ansiosa por regresar a llevar a cabo la obra de hacer crecer el reino de Dios”.

Los tiempos en que vivimos requieren un cierto tipo de valor que les permita a los creyentes ver más allá de sus propios temores, a las necesidades de aquellos con quienes entran en comunidad. El mensaje del Pastor Speegle a su congregación refleja esta tensión:

“Estamos viviendo en estos tiempos tan extraños”, dijo. “Así que vive valerosamente y vive compasivamente por el reino, independientemente de lo que pase”.

Stephen Chavez es editor asistente de Adventist Review.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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