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El personal y los residentes del hogar de ancianos Casa Mia en Forlì, Emilia-Romagna, Italia, posan para una fotografía grupal. La institución, que es administrada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ha permanecido libre del COVID-19 durante el calvario que ha afectado a muchas otras residencias de ancianos en diversos puntos del país. [Fotografía: Casa Mia]

Entre los cientos de enfermos y muertos, un hogar de ancianos de alto riesgo administrado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Italia ha logrado mantenerse libre del COVID-19 durante la pandemia actual. Casa Mia, una institución que alberga a casi noventa ancianos en la ciudad de Forlì, en Emilia-Romagna, logró mantenerse efectivamente al margen del novel coronavirus y proteger a los residentes, el personal y los voluntarios, reconoció su director Fabián Nikolaus.

“Hasta el momento, hemos tenido cero casos sospechados y cero casos positivos de COVID-19”, escribió Nikolaus en una carta enviada a las familias de los residentes. “Esto incluye no solo a los ancianos que residen aquí sino también a nuestro personal. Agradecemos en primer lugar a Dios, pero también al alto sentido de responsabilidad que cada organismo involucrado en Casa Mia ha mostrado”.

Un comienzo temprano

A comienzos de febrero de 2020, el COVID-19 todavía era un problema en la lejana China y no parecía un gran problema para Italia. Según los principales medios, el primer caso en Italia se registró recién el 21 de febrero. Una semana antes, sin embargo, Nikolaus había decidido poner a Casa Mia en cuarentena.

“El gobierno local nos presionó para que no lo hiciéramos”, recordó Nikolaus. “Cuestionaron la medida, diciéndonos que no estábamos autorizados a entrar en cuarentena”. Para cuando el gobierno local cambió de rumbo y decidió decretar la cuarentena el 4 de marzo, ya era demasiado tarde: el virus ya estaba dentro de la mayoría de las residencias de ancianos.

El coordinador de la Obra Social Adventista Giuseppe Cupertino (izquierda), entrega la primera caja de máscaras N95 que la Iglesia Adventista del Séptimo Día adquirió e importó de Hong Kong para apoyar a los médicos en la provincia de Forlì-Cesena. Marco Ragazzini (derecha), secretario de la Federación Italiana de Médicos Clínicos en la provincia, aceptó el equipo de protección en nombre de sus colegas. [Fotografía: Hope Media Italia]

“Solo puedo decir que Dios nos inspiró para hacer lo que hicimos”, reconoció Nikolaus. “Mientras adentro permanecíamos seguros, podíamos notar que afuera la situación era caótica. Se podían escuchar incesantemente las sirenas de las ambulancias”.

Casa Mia pronto se convirtió en la excepción en la ciudad de 120 mil habitantes, que cuenta con 15 hogares de ancianos y un total de unas 1200 camas. Cuando el virus entró a las residencias que albergan a personas en frágil estado, tuvo un efecto devastador, según informaron los medios locales. Muchas personas no pudieron ser salvadas, pero los ancianos y el personal de la institución administrada por la Iglesia Adventista permanecieron sanos y salvos.

“La higiene, la desinfección y hasta las medidas de confinamiento que aplicó el personal de Casa Mia para minimizar las posibilidades de que el virus llegue a la gente son estrictas”, dijo Nikolaus. “Algunas de estas medidas puede resultar inconvenientes para las relaciones interpersonales entre los pacientes y sus familiares. Pero aunque al comienzo algunos pensaron que esas medidas parecían exageradas, siempre tuvimos como prioridad el bienestar de los ancianos”.

Inversión en equipos

Casa Mia ha invertido en equipos de protección personal para asegurarse de que los residentes y el personal no tuvieran ningún problema. “También recibimos donaciones de organizaciones públicas y privadas” dijo Nikolaus. Las donaciones incluyeron el apoyo del gobierno de la ciudad. El alcalde Gian Luca Zattini pasó brevemente a visitar las instalaciones el 30 de marzo para mostrar su apoyo y entregar 250 máscaras a los residentes y el personal.

El hogar de ancianos también invirtió en tabletas para que cada residente pudiera conectarse con su familia. Los voluntarios, que provienen de varios países y estaban imposibilitados de regresar a sus hogares, fueron los encargados de brindar los conocimientos técnicos para que los ancianos pudieran hablar y ver a sus seres queridos.

“Sabemos que los hogares de ancianos serán de las últimas instituciones que regresarán al estatus previo al COVID-19, por lo que estamos planeando a largo plazo”, dijo Nikolaus. “Y seguimos trabajando lo mejor que podamos para proteger a los residentes y el personal”.

Los adventistas apoyan a la comunidad

La Iglesia Adventista en Italia no se ha quedado de brazos cruzados durante la pandemia. A comienzos de abril, mediante su red de obra social, la iglesia logró adquirir cinco mil máscaras N95 de Hong Kong. Las máscaras fueron distribuidas en primer lugar a los trabajadores de la salud de la ciudad.

“Nos dimos cuenta en seguida que era fundamental apoyar y proteger a los trabajadores de la salud”, dijo Giuseppe Cupertino, coordinador de la Obra Social Adventista. “Nuestro sistema de salud descansa sobre sus hombros”.

Marco Ragazzini, secretario de la Federación Italiana de Médicos Clínicos en la provincial, aceptó el equipo de protección en nombre de sus colegas.

“Quiero agradecerles porque ustedes fueron los primeros en mostrar esa sensibilidad”, le dijo Ragazzini a Cupertino. “Les agradezco desde lo profundo del corazón”.

En otras provincias italianas, la Iglesia Adventista ha adquirido al menos otras quince mil máscaras que serán distribuidas entre los médicos.

“Cuando los trabajadores de la salud se enteran, nos llaman para ver si también podemos apoyarlos a ellos”, dijo Cupertino. “Veremos lo que podemos hacer”.

Cupertino explicó que entre otras iniciativas, la Iglesia Adventista está participando de un servicio de distribución a domicilio de las compras del supermercado por medio de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y la cercana ciudad de Cesena. La iglesia también ha activado una línea telefónica para ofrecer atención psicológica gratuita a las personas que están sufriendo debido a la cuarentena.

Apoyo espiritual

De regreso en Forlì, Nikolaus dijo que anhelan regresar a los tiempos anteriores al COVID-19. Contó cómo, en tiempos normales, los residentes, de los cuales el noventa por ciento no pertenece a la Iglesia Adventista, aprecian el apoyo que reciben del personal. Un pasillo conecta las instalaciones con una congregación adventista, y muchos de los residentes suelen asistir a los cultos en sábado.

“A muchos residentes les encanta ir a la iglesia”, contó Nikolaus. “Dicen: ‘Es sábado: ¡Es hora de ir a misa!’”

Nikolaus añadió que su equipo seguirá haciendo lo mejor que pueda para mantener a todos seguros, mientras aguardan a que todo mejore. Contó que, hacia fines de abril, las 72 personas entre personal y voluntarios que trabajan en Casa Mia fueron sometidas a análisis serológicos. Cada una de las pruebas tuvo resultados negativos, enfatizó, un hecho que le da esperanza para el futuro.

“Confiamos en que Dios continuará protegiéndonos e iluminándonos para tomar decisiones sabias, oportunas y correctas”, expresó.

Con información adicional de Hope Media Italia.

Traducción de Marcos Paseggi

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