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1ro de abril 2020 | Miami, Florida, Estados Unidos | Por: Melchor Ferreyra, División Interamericana

El 13 de agosto de 1894, Elena White le escribe una carta al pastor Haskell en la que expresa su preocupación profunda por la gente que está muriendo por causa del virus de la gripe (influenza). Ella escribe:

“A través de toda Nueva Gales del Sur hemos sido examinados y probados con la epidemia de gripe. Casi todas las familias han sido afectadas en las ciudades y pueblos. Hay quienes están muy, muy enfermos. Sus vidas están pendiendo de un hilo. Nosotros oramos por los enfermos, y hacemos lo que podemos financieramente, y después esperamos el desenlace […]. En un día la semana pasada hubo once funerales […]. Los niños no parecen sufrir tanto como los adultos y los de edad avanzada. Yo fui atacada severamente, y no he podido asistir a las reuniones por cuatro semanas; pero no me he abandonado a la cama ni siquiera un día. He escrito mi número de páginas cada día, aunque seguí con los estornudos, y sangrado de nariz. El hermano _____ ha quedado confinado a su cama. Casi todos por aquí han sufrido, pero agradezco al Señor que estoy mejorando y estoy de buen ánimo en el Señor. Haremos todo lo que podemos en el nombre del Señor […], no tengo que estar desahuciada e indefensa, y gimo y oro al ver a mis hermanos en la aflicción […]. El pueblo de Dios está siendo probado y examinado; y es mi deseo de ayudarlos a través de la prueba […], y al hacerlo que puedan aferrarse a Jesús más firmemente que nunca.” (Carta 30, del 13 de agosto de 1894).

Es importante destacar que, al momento de escribir la carta, Elena White ya tenía 66 años. Era una persona de alto riesgo, pero su confianza en Dios y su estilo de vida la sostuvieron firme en el momento de la crisis, y salió victoriosa.

Lo que ella aprendió de esta epidemia nos puede ayudar a nosotros ahora en esta pandemia llamada Coronavirus, COVID 19; la pregunta que he escuchado frecuentemente es ¿Y ahora que podemos hacer? Y la respuesta nos debe llevar a reaccionar de una manera positiva, creativa y con una buena actitud frente a esta crisis.

¿Qué podemos hacer?

1.  Ella nunca se desanimó a pesar de la enfermedad; siguió luchando por su familia y los hermanos que pudo ayudar, aferrándose a las promesas del Señor. Nosotros también debemos expresar esa confianza en el poder protector de Dios en medio de la crisis que nos ha tocado vivir. Debemos recordar que la presencia de Dios nos da valor. Él nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). También las palabras del apóstol Pablo: “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros mas no desesperados; perseguidos mas no desamparados; derribados pero no destruidos” (2 Corintios 4:8, 9). Esta situación nos ha derribado pero no nos ha destruido. Estamos enfrentado luchas y duras pruebas; vendrán situaciones más difíciles, pero Cristo está vivo. Él es nuestro amparo y fortaleza y aunque pasemos por valle de sombra y de muerte no debemos tener miedo, porque su vara y su cayado nos infundirán aliento (Salmos 23). La victoria final es del Señor; confiemos en él.

2.  Elena White no dejó de trabajar en su casa; por el contrario, buscó un tiempo para cumplir con sus metas. Ella menciona que nunca dejó de escribir lo que se había propuesto para cada día. Esto es muy bueno, porque reafirma el sentido de misión. No debemos perder el enfoque y debemos buscar la manera de cumplir con nuestras metas, aún en el encierro. Porque “estamos encerrados, pero no callados;” tenemos una misión que cumplir. En el contexto de la misión Jesús dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:20)

3.  Se mantuvo activa con una buena actitud. Si ella hubiera tenido el privilegio de usar las redes sociales como lo tenemos hoy, estoy seguro que se hubiera mantenido conectada con la iglesia, dándole ánimo y esperanza al pueblo del Señor mediante los medios de comunicación.

Me imagino que, tal vez, habría formado o compartido:

  • Un grupo pequeño en línea
  • Un mensaje a la iglesia en las redes sociales
  • Consejos matutinos para sus seguidores de Facebook
  • Alguien habría grabado una meditación y la habría compartido en las redes sociales

No se desanime: Hay mucho por hacer y puede lograrlo con un poco de creatividad. En los últimos días, he visto que la iglesia coloca lemas tales como: “Las iglesias están abiertas; los que han cerrado son los edificios;” “La iglesia está abierta porque la iglesia eres tú;” “Inauguramos la iglesia digital.” Se han incrementado los cultos y servicios de la iglesia en Internet, y más de una congregación ha usado Zoom como una herramienta de trasmisión.

4. Una actitud de oración impregnada de confianza en el poder de Dios. En estos momentos debemos confiar en las maravillosas promesas del Señor dejadas en su palabra para nosotros. Son miles las promesas de las que nos podemos aferrar. Elena White escribió: “Agradezco a Dios que estoy mejorando y estoy de buen ánimo […]; la iglesia debe aferrarse de la mano de Jesús como nunca antes”. Cuando el apóstol Pablo era llevado a Roma como prisionero tuvo que enfrentar una terrible tormenta en el mar. La nave soportó un fuerte viento llamado Euroclidón. Fue en esas circunstancias que dijo tres cosas bien definidas: Hechos 27:23-25:

  • No teman
  • No pierdan el ánimo; tengan esperanza
  • Tengan una buena actitud; no habrá perdidas, porque Dios ha estado y estará con ustedes

La confianza del apóstol también es oportuna para nosotros ahora.

5.  No debemos ser extravagantes, ni alarmistas, ni caer en el pánico; por el contrario, necesitamos ser positivos al compartir esperanza con la gente que nos ve, nos oye y nos sigue en los diversos medios de comunicación.

Las reuniones en casa serán cada vez más relevantes para orar, leer la Biblia, confraternizar y testificar. Cuando las restricciones de la cuarentena pasen, nos quedará la experiencia de haber estado en casa. Es preciso que usemos esa experiencia como nuestra plataforma de evangelización, para contar a nuestros amigos y vecinos que Cristo viene pronto.

Dios está al control, y necesitamos estar siempre listos para escuchar su voz. él nos está hablando; seamos sensibles a su voz.

Melchor Ferreyra es director de ministerios personales de la División Interamericana de los Adventistas del Séptimo Día.

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