Búsquedas Populares

17 de marzo de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por: Ted N. C. Wilson

Hermanos y Hermanas: Hoy me gustaría hablar con ustedes acerca de un fenómeno de gran magnitud en todo el mundo; una situación que está avanzando tan rápidamente, que la gente en todas partes se pregunta qué se puede hacer para poner alto a este no solicitado, no bienvenido y potencialmente mortal coronavirus, conocido como COVID-19.

Hasta el 12 de marzo, este altamente contagioso virus ha avanzado por todo el mundo, con aproximadamente 128,000 casos confirmados y más de 4,700 muertes confirmadas. El COVID-19 se ha propagado en forma increíblemente rápida y los gobiernos están tomando acciones sin precedentes cerrando fronteras, poniendo en cuarentena a grandes grupos de personas y apresurándose a elaborar una vacuna efectiva contra esta enfermedad. Los mercados financieros se están desplomando, se han cerrado las instituciones educativas, se han cancelado conferencias, establecido moratorias de viajes y la lista puede continuar interminablemente.

La inquietud y ansiedad están apoderándose de este planeta y el pánico general está comenzando a experimentarse mientras la gente se apresura a adquirir gel antiséptico, máscaras faciales y otros artículos que se piensa que pueden proteger contra el coronavirus.

Al mirar a nuestro alrededor, nos preguntamos, ¿a dónde va a llevarnos todo esto? ¿Podría ser este el principio del fin? ¿Cómo debemos responder nosotros, como adventistas del séptimo día y, qué está haciendo la iglesia en relación a esta crisis global de grandes proporciones?

En primer lugar, no necesitamos llenarnos de pánico. En Juan 16:33, Jesús nos dice: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.

No es ninguna sorpresa que en este mundo lleno de pecado pasen cosas malas. Sin embargo, algunas veces nos sorprende su magnitud o cuán rápidamente estas cosas están sucediendo.

Y sin embargo, nada de esto sorprende a Dios. Mientras les hablaba a sus discípulos acerca del tiempo del fin, Jesús les dijo: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7 (RVR1960).

De paso, la palabra “peste” es un antiguo término que significa “enfermedad contagiosa o infecciosa que es virulenta, devastadora y que causa gran mortandad”.

Aunque el mundo ciertamente ha visto grandes epidemias en el pasado, esta “peste” actual parece haber atraído un inusualmente alto nivel de preocupación y atención mundial. Para muchos, se ha convertido en una focalización abrumadora.

En tales ocasiones, Dios nos llama a nosotros, su pueblo, a ofrecer calma en medio de la tormenta. Debemos convertirnos en anclas de estabilidad y columnas de esperanza en estos tiempos de crisis, al señalar a Jesucristo como el fuerte y firme fundamento.

¿Cuáles son algunas formas prácticas de hacer esto? Permítanme señalarles tres pasos importantes:

  1. Asegúrese de estar en paz con Dios.

Confiésele cualquier pecado que haya tenido escondido en su corazón y acepte el perdón que él le ofrece a toda persona. Confíe en que su vida está completamente en sus manos y qué él tiene un plan maravilloso para usted. “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes”, afirma el Señor, en Jeremías 29:11, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.

Y sabemos con toda seguridad que los planes futuros de Dios para nosotros incluyen vivir para siempre en un lugar mucho mejor que el presente. Y en Juan, capítulo 14, nos dice Jesús: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.  En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se los preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté”.

Así que, el primer paso es asegurarse de que usted tiene la paz de Dios en su corazón. Leemos en Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” Y en 2 Timoteo 1:7, se nos dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía (temor, en otras versiones), sino de poder, de amor y de dominio propio”.

  1. Siga un estilo de vida saludable.

Dios no solamente promete una vida futura mejor, sino que desea que gocemos de buena salud aquí y ahora. Ha sido reconocido por numerosos investigadores y profesionales de la salud que, una de las mejores maneras de evitar el coronavirus o cualquier otro virus, es tener un saludable sistema de inmunidad que se ha fortalecido a través de hábitos de vida saludables.

Los adventistas del séptimo día son conocidos por su estilo de vida saludable, siguiendo los maravillosos principios de salud señalados en la Biblia y en los escritos inspirados de Elena G. White. El vivir en forma saludable incluye la buena nutrición a través de una dieta bien equilibrada de origen vegetal, con abundancia de frutas y vegetales frescos, nueces, semillas y granos integrales y evitando alto consumo de grasas y azúcar que debilitan el sistema de inmunidad. Otro aspecto muy importante de la buena salud y que fortalece grandemente nuestro sistema de inmunidad, es hacer ejercicio al aire libre y bajo los rayos del sol. El beber suficiente agua no es solamente refrescante, sino vital para mantener una buena salud. Es importante beber un mínimo de 6 a 8 vasos al día. El alejarse de sustancias dañinas, tales como las bebidas alcohólicas, tabaco, drogas ilícitas y cafeína, es también de importancia vital para mantener la buena salud y luchar contra las enfermedades. Otro elemento vital para la buena salud es obtener apropiado descanso, consistente en por lo menos 7 o más horas de sueño cada noche. Finalmente, y más importante aún, es tener confianza en Dios. Al colocarnos totalmente en sus manos, recibimos esa paz que él anhela darnos y podemos entonces descansar completamente bajo su cuidado.

  1. ¡Comparta lo que tiene con los demás!

Aunque ciertamente no queremos ser portadores del COVID-19, ¿no sería maravilloso que pudiéramos convertirnos en agentes de esperanza y sanidad en todo el mundo? Sea un testigo de estabilidad espiritual y esperanza práctica al ayudar a otros a tener paz y tranquilidad.

Durante este tiempo de crisis, mientras la gente está sobrecogida por el pánico, preguntándose qué es lo que va a suceder ahora, qué gran oportunidad tenemos de dar a conocer el mensaje de Dios a nuestros seres amados, amigos, conocidos, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela y aun a personas desconocidas con las que nos encontremos. Este es un tiempo de apertura, mientras la gente está indagando y anhelando encontrar respuestas que solo Dios puede proveer.

Lo animo a practicar los principios de salud en su propia vida y a darlos luego a conocer a los demás. Muéstreles en qué forma un estilo de vida saludable puede fortalecer nuestro sistema de inmunidad y ayudarnos a prevenir las enfermedades.

Pero, sobre todo y más importante, es que Dios nos llama a dar a conocer su Verdad, la Verdad acerca del Señor Jesucristo y de su pronto retorno. Ofrezca estudiar la Biblia con las personas. Tal vez se sorprenda de cuántas personas están interesadas en saber lo que la Biblia tiene que decir, especialmente en cuanto a las profecías y los escenarios en torno al tiempo del fin.

Hay varios buenos recursos en donde usted puede encontrar excelentes estudios bíblicos. Un buen lugar para comenzar es a través de las Guías de Estudios Bíblicos en español de Escrito Está (It Is Written). Estos estudios están disponibles en forma gratuita en, escritoesta.org. Otro buen recurso puede encontrarse en Bibleinfo.com. (sección en español).

Así que, nuevamente, lo animo a:

  1. Asegurarse de haber arreglado sus cuentas con Dios.
  2. Practicar un estilo de vida saludable.
  3. Compartir lo que tiene con los demás.

Deseo asegurarle que aquí, en las oficinas mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, estamos monitoreando cuidadosamente la situación relativa al COVID-19 y estamos en contacto con los dirigentes de la iglesia en todo el mundo. Se han tomado las precauciones pertinentes en nuestras iglesias, escuelas y otras instituciones, para mantenernos todos tan saludables y seguros como sea posible; y lo animo a seguir las instrucciones dadas por sus dirigentes locales.

Además de esto, muchos se están preguntando si la Sesión de la Asociación General 2020 se va a llevar a cabo o no, según se ha programado este verano en Indianápolis, Indiana. Hasta este momento no ha habido planes de posponer esta sesión. Sin embargo, estamos monitoreando cuidadosamente la situación y se están discutiendo al presente varios escenarios. Lo vamos a mantener informado según se vaya desarrollando la situación.

Finalmente, deseo animarlo a orar en forma ferviente por el derramamiento del Espíritu Santo, Estamos verdaderamente viviendo en el tiempo del fin y, al observar los eventos que tienen lugar a nuestro alrededor, sabemos que la venida de Cristo está muy cerca, Necesitamos la sabiduría y el poder del Espíritu Santo para llevar a cabo la obra que Dios nos ha llamado a hacer en este tiempo específico de la historia de este mundo. Se nos dice a través de la pluma inspirada que “Un gran número de preciosos seres humanos están a tientas en la oscuridad; sin embargo anhelan, oran y lloran por la verdad” (OP 65). Más que nunca antes, ahora es el tiempo para dejar que nuestra luz brille por Dios.

Oremos juntos ahora mismo.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

Top news

Líderes adventistas visitan a los miembros locales de las Bahamas
Experimentando un verdadero avivamiento
ADRA provee ágil respuesta a inundación en Rusia