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En momentos en que los países del mundo están tomando medidas para contener la diseminación de la pandemia del coronavirus (COVID-19), los gobiernos han aconsejado y aun solicitado a millones de personas que se recluyan en cuarentena. Desde la Argentina a Canadá y hasta Francia y aun más allá, a mediados de marzo de 2020, los gobiernos nacionales han decretado medidas de prevención, lo que incluye permanecer en la casa durante dos, tres o más semanas. Se han cancelado las clases, se han cerrado los sitios públicos, y las iglesias han pasado a tener cultos de adoración solamente en una modalidad en línea. El transporte público está siendo reducido drásticamente o suspendido. Uno tras otro, expertos en salud pública están aconsejando a las personas a que permanezcan adentro todo lo que sea posible.

Es muy probable que millones de miembros adventistas también están siendo afectados.

Según informes de los medios, la mayoría de las personas que permanece en casa sigue trabajando horas regulares, por lo que esto significa que no están de vacaciones o que repentinamente tienen muchas horas libres. Para muchos, sin embargo, ahorrarse el tiempo diario de viaje al trabajo y el tiempo usual que solían dedicar a otras diligencias puede implicar que ahora tienen algunas horas extras de las que pueden disponer.

¿Qué podríamos hacer como adventistas del séptimo día durante estos momentos? ¿Qué actividades, iniciativas o proyectos podríamos emprender no solo para “pasar el tiempo” sino para aprovechar al máximo esas horas extras? Aquí se presentan doce sugerencias que podríamos considerar:

1. Sea agradecido. Es probable que la cuarentena haya afectado su rutina diaria personal y familiar. No obstante, tanto en su vida personal como familiar, propóngase mostrarse agradecido por lo que tiene y no se queje por lo que le falta. Es algo que implica aceptar que, aun en el mejor de los casos, la vida está llena de altibajos. Cada día, sin embargo, nos presenta una nueva oportunidad. Como afirma un viejo dicho: “Los que ven el vaso medio lleno o medio vacío pasan por alto lo más importante: el vaso puede ser llenado una y otra vez”. O como lo expresó el profeta Jeremías después de la experiencia de la destrucción de Jerusalén: “Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana” (Lam. 3:22, 23). Gracias a Dios por semejante bendición.

2. Memorice las Escrituras “a la vieja usanza”. En momentos de crisis, se nos ha dicho tradicionalmente que nos aferremos a las promesas de Dios. Al mismo tiempo, los momentos de rápidos sucesos en este mundo, como es el caso de la crisis por el COVID-19, pueden ayudarnos a anticipar un tiempo en el que acaso no tengamos un acceso libre e irrestricto a la Palabra de Dios. ¿Qué pasaría si tomamos la decision de elegir una sección o un libro de la Biblia para memorizarlo? ¡Se sorprenderá de cuánto puede estirarse su memoria si tan solo la fuerza un poco! En El conflicto de los siglos, Elena White escribió que los valdenses hicieron exactamente eso. “Se aprendían de memoria sus preciosas palabras [de la Biblia]. Muchos podían recitar grandes porciones del Antiguo Testamento y del Nuevo” (p. 64). Es un gran ejemplo que podríamos seguir.

3. Extienda su lista de pedidos de oración. Es probable que como adventista, usted ya haya estado orando por los afectados por la pandemia y sus parientes cercanos. Ahora es tiempo de extender su lista. Si aún no lo está haciendo así, dedique tiempo a orar por los profesionales de salud, los que toman decisiones en los gobiernos, y los que están deliberando sobre cuestiones de salud pública. Ore por los que están trabajando a contra reloj para producir una vacuna que combata el COVID-19. Aunque muchos de ellos acaso no son creyentes, aun sin saberlo, están usando las capacidades mentales que Dios les ha dado para beneficiar a otros. Ore por los que pueden acercarse más a Dios como resultado de la situación actual. Ore por los que están siendo llamados al descanso, para que hagan las paces con Dios mientras aún tienen tiempo.

4. Retome esa actividad o pasatiempo descuidado. Unos pocos minutos extras al día podría ayudarlo a retomar una actividad o pasatiempo que ha relegado. Tal vez es tiempo de repasar sus clases de español o editar las miles de fotos familiares almacenadas en su disco rígido. ¿Le gustaba tocar un instrumento musical? Podría retomar allí donde había dejado y comenzar a practicar otra vez. Póngase objetivos concretos, como por ejemplo: “Comenzaré a preparar una parte musical especial para tocar en la iglesia una vez que se termine la cuarentena”.

5. Hágase de un tiempo diario para el canto personal o familiar. Cantar puede ser una herramienta poderosa para luchar contra el desánimo y elevar nuestro espíritu. Cuando vivió en esta tierra, Jesús “mantenía comunión con el Cielo mediante el canto; y cuando sus compañeros se quejaban por el cansancio, eran alegrados por la dulce melodía que brotaba de sus labios” (El Deseado de todas las gentes, p. 54). Aunque muchos de nosotros quizá jamás nos animaríamos a cantar en público, todos podemos beneficiarnos de seguir en los pasos de Jesús.

6. Sea deliberado a la hora de conversar con su familia. Quizá la cuarentena pueda llegar a ser un momento maravilloso para tener finalmente algunas de esas conversaciones familiares que ha estado postergando por un tiempo. ¿Estaba pensando en discutir con sus hijos sobre las elecciones de vida, las adicciones o el uso de salas de chateo? ¡Esta podría ser finalmente la oportunidad de hacerlo! ¿Está preocupado por su falta de compromiso espiritual, o quiere impresionar en ellos una lección moral o espiritual? ¡Deje de procrastinar, y comience a tener diálogos transformadores!

7. Haga al menos un cambio positivo a su salud. Si solía viajar hasta el trabajo, tome ahora la decisión de usar al menos parte del tiempo que se ahorra para efectuar un cambio positivo a su salud. Escoja con más cuidado lo que come. Duerma una hora más. Incremente el tiempo que dedica al ejercicio físico. Si no puede salir (o si no es aconsejable hacerlo), haga ejercicios en su hogar. No necesita tener todo un gimnasio dentro de su casa para hacerlo. A veces, basta con seguir las indicaciones de un preparador físico mediante un video de YouTube.

8. Use los medios sociales para animar a otros. Vaya más allá de los memes sobre el coronavirus y los videos con predicciones apocalípticas para aprovechar al máximo las oportunidades que presentan los medios sociales para ser una bendición para otros. Los medios sociales pueden ser usados como una herramienta de evangelización para alentar a otros creyentes y no creyentes. Póngase en contacto con vecinos ancianos y asegúrese de que sus necesidades básicas están cubiertas. Si necesitan ayuda, evalúe qué puede hacer para apoyarlos. En este sentido, menos suele ser más. Aunque la mayoría de las personas acaso no aprecie un tratado de 92 páginas sobre escenarios proféticos especulativos, esas personas recordarán por cierto una cita al punto o una invitación para profundizar en un tema bíblico o de inspiración específico. O, en el caso de los ancianos o los que están postrados, podría ayudarles que pase por el supermercado a buscar lo que necesitan.

9. No pase por alto los cultos de la iglesia. Aunque la mayoría de los cultos presenciales de las iglesias han sido cancelados o se transmiten solo en línea, el tiempo de los cultos aún debería ser usado para reunirse, alabar y estudiar la Palabra de Dios. No asuma que porque “no hay iglesia”, usted tiene más tiempo para dedicar a otras actividades. Mire el culto de una iglesia en línea en el horario acostumbrado, en especial en sábado. Como alternativa, puede recurrir a herramientas digitales tales como Zoom, Skype u otras aplicaciones para conectarse con un grupo pequeño de creyentes, para adorar juntos e inspirarse mutuamente.

10. Reevalúe sus prioridades y lo que es importante en su vida. Aun teniendo en cuenta las mejores situaciones hipotéticas, momentos como el que ha producido la cuarentena por el COVID-19 nos recuerdan cuán inestables pueden volverse repentinamente algunos de los pilares de la sociedad contemporánea. En ese sentido, la actual crisis global puede ayudarlo a “dejar de correr” y reconsiderar qué objetos, personas y valores son importantes en su vida. ¿Cuáles son las cosas que considera indispensables? ¿A qué cosas le ha estado dando demasiada atención, aun cuando en realidad no lo valen? Si de la noche a la mañana perdiera la mayor parte de lo que tiene o estima, ¿qué cosas lo ayudarían a seguir adelante? ¿Y qué lugar ocupa su relación con Dios en esto?

11. Pida a Dios que le dé paz mental y equilibrio. En momentos en que miles de personas se han volcado a los medios sociales para publicar desde absolutas negaciones de la realidad a alarmantes teorías conspirativas, pida a Dios que le ayude a conservar el equilibrio y mantenerse positivo. Aférrese a la promesa de que Dios guardará “en completa paz” a los que no dejan de confiar en él (Isa. 26:3). Mire por detrás y más allá de los eventos de todos los días para ver el cuadro completo, en momentos en que muchos creemos que estamos siendo testigos de cómo las profecías bíblicas se cumplen delante de nuestros ojos. No se deje arrastrar por la última “revelación” sobre el COVID-19 o la última “cura” no probada y de promoción propia. Vuelva a esas lecturas que le brindan el trasfondo y la perspectiva sobre los eventos mundiales, como por ejemplo el libro Eventos de los últimos días. Pero no lea con temor sino con esperanza.

12. Renueve su compromiso con Cristo y su iglesia. Use este período de relativo confinamiento para renovar su resolución de ser fiel hasta la muerte (Apoc. 2:10). Si aún no lo ha hecho, comprométase para ser una influencia proactiva y positiva en su vecindario e iglesia local. En términos espirituales, ¿siente que en los últimos tiempos estaba un tanto dormido? Quizá podría usar esta crisis (que, muy probablemente, no será la última) para despertar e involucrarse en hacer algo por Cristo “mientras dura el día” (Juan 9:4). Y sí, es tiempo de erguir y levantar la cabeza, porque nuestra redención está cerca (Luc. 21:28).

Traducción de Marcos Paseggi

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