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Una ancianita aprende a leer por medio del programa de alfabetización de Partners en Misión en Nicaragua. Fotografía por cortesía de Partners in Mission

Yader José Garcia Cruz es de Paraná en el Departamento de La Unión, El Salvador. Fue declarado fallecido cuando nació, pero por milagro de Dios, regresó a la vida. Sin embargo, sufrió un daño cerebral que obstaculizó su desarrollo, lo que con el tiempo afectó su capacidad de leer y escribir, aun de adolescente.

Los maestros de Cruz lo estigmatizaron y le dijeron a su madre que era imposible que aprendiera a leer y escribir. La escuela recomendó que viera a un psicólogo para que lo evaluara un poco más. El psicólogo confirmó lo que todos ya creían. Eso llevó a que Cruz abandonara la escuela por completo. Dejó de tener esperanza.

Su madre jamás se dio por vencida. Se enteró de una oportunidad por medio de un programa de alfabetización ofrecido en su comunidad por la iglesia adventista local. Su madre quedó particularmente impresionada con las lecciones personalizadas que le brindaron. Decidió registrar a su hijo.

En marzo de 2019, Partners in Mission (Socios en Misión) llevó a cabo un encuentro de exalumnos para los que habían completado con éxito el programa de alfabetización. La mujer de la foto (derecha), junto con la ayuda de David Poloche, director de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) de la División Interamericana, muestra los diplomas de sus títulos de escuela primaria y secundaria que obtuvo después de completar el programa de Partners in Mission. Fotografía: cortesía de Partners in Mission

Ahora, a los 36 años, Cruz sabe firmar, escribir muchas palabras y leer.

“Agradezco a Dios por este milagro, la iniciativa de mi madre, el promotor de alfabetización en la zona, y todos los que jugaron un papel directo o indirecto para ayudarme a llegar a este punto”, dijo Cruz. “Hoy puedo leer y escribir”.

Un pueblo de la Palabra

Según estimaciones recientes, en el mundo hay unos 750 millones de analfabetos. Durante casi dos décadas, la División Norteamericana ha patrocinado iniciativas de alfabetización adulta por medio de su programa Partners in Mission junto con otras divisiones y territorios misioneros. Esas sociedades han brindado a más de 180 mil adultos el don de la alfabetización.

Esta es una iniciativa de la División Norteamericana apoyada por fondos de Hope for Humanity, a la que se han asociado otras divisiones de la Iglesia Adventista respecto de iniciativas misioneras acordadas mutuamente, mayormente en el área de alfabetización de adultos. En el presente, los programas de Partners in Mission operan en once países, que incluyen India, Egipto, Líbano y, por supuesto, El Salvador.

Los adventistas dicen que son el pueblo de la Palabra pero, ¿cómo se puede ser un pueblo de la Palabra sin poder leer la Palabra? Como resultado de estas sociedades, miles de adventistas han participado de este ministerio transformador. Se han establecido muchas iglesias, y varios miles han llegado a ser miembros de la Iglesia Adventista.

Se está pensando en expandir el programa

Los líderes de la iglesia están viendo que este programa les ayuda a cumplir la misión de la iglesia, y están interesados en expandirlo a otras regiones del territorio. Pero el programa actual no es totalmente sustentable desde el punto de vista financiera.

En El Salvador, por ejemplo, entre los aproximadamente doscientos círculos literarios, tan solo el costo de los estipendios para los voluntarios alcanza 5000 dólares por mes, que es compartido entre la unión local de la iglesia, las asociaciones, la División Interamericana y la División Norteamericana. Los líderes de la iglesia local quieren que el programa llegue a tener más de 900 círculos literarios, lo que llevaría el estipendio a 22 mil dólares por mes.

La División Norteamericana no puede asociarse financieramente en esta expansión, y se les haría muy difícil a las uniones y asociaciones llevar a cabo el plan por su cuenta. Lo mismo se aplica también a los demás campos.

En El Salvador, un miembro de iglesia aprende a leer por medio del programa colaborativo de alfabetización de Partners in Mission de la División Norteamericana. Fotografía por cortesía de Partners in Mission

Una solución es hacer que los docentes, o “facilitadores”, trabajen como voluntarios y de manera menos intensiva. Otra es que los círculos de alfabetización se basen más en la iglesia local que en la misión o asociación, como es actualmente la práctica en la mayoría de los campos.

Este cambio tendría varios beneficios. El beneficio financiero es que el círculo de alfabetización no se iniciará hasta que la iglesia local acuerde asumir la responsabilidad de supervisar y apoyar el círculo, lo que incluye el costo del estipendio de los facilitadores, si es que el territorio decide dárselos. Si una iglesia no puede costear el estipendio, entonces se les brindarán tarjetas para recolectar fondos para que ellos se pongan en contacto con empresas locales y recauden los fondos necesarios. Ese enfoque ha funcionado con éxito, en conjunción con el programa de alfabetización, en la República Dominicana.

La historia de Rosalina

Rosalina Rivas Pineda es una de siete mujeres que han seguido el programa de alfabetización por medio de Partners in Mission program en la iglesia adventista El Riel, en la Asociación Central de El Salvador. El grupo pequeño decidió perseverar “a pesar de las dificultades que surgen en su vida por no saber leer ni escribir, y llevar a su familia para que logre el sueño de leer por sí mismos la Palabra de Dios”, dijo David Poloche, director de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en la División Interamericana, en un informe reciente sobre alfabetización. ADRA El Salvador ayuda a administrar el programa en nombre de la iglesia.

Pineda, de 42 años, jamás había asistido a la escuela y era completamente analfabeta. Dado que es introvertida, hablaba muy poco cuando comenzó las clases en el círculo de alfabetización. “En su testimonio, agradeció a Dios y a sus instructores por la oportunidad de permitirle aprender a leer y escribir”, informó Poloche. Es todo lo que dijo.

Ahora tiene más confianza y se muestra más sociable con los miembros de la iglesia gracias a su participación en la clase de alfabetización. “Pineda y la otra mujer del grupo sirven de ejemplo para sus familias, comunidad e iglesia”, dijo Poloche. “Esto no es fácil a su edad y, como miembros de iglesia, le han brindado un buen ejemplo de perseverancia”.

En El Salvador, los adultos aprenden a leer por medio del programa de alfabetización de Partners in Mission, mientras que sus hijos permanecen cerca de ellos durante el período de estudio. Fotografía por cortesía de Partners in Mission

La promesa que se ve en Pineda y en otros lugares del planeta gracias a Partners in Mission y la nueva metodología REFLECT, se centra en el trabajo en colaboración. La Iglesia Adventista es una familia, y estamos unidos en la misión de alcanzar el mundo con el mensaje distintivo adventista de esperanza y plenitud. Nos interesa de manera especial expandir el programa de alfabetización adulta que la División Norteamericana ha ayudado a apoyar por años en diversos países.

La versión original de este comentario fue publicado en el sitio de noticiasde la División Norteamericanan .

Traducción de Marcos Paseggi

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