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“¿Crees que vas a ser adventistas para cuando tengas 40 años?”, le preguntó el presidente de la Misión Escocesa Paul Tompkins a una joven de 18 años hace algunos años. “Espero ser todavía adventista para los 40 años”, le respondió ella, “pero no estoy tan segura de ser adventista para el año que viene”.

Tompkins, uno de los disertantes en la Cumbre de Discipulado y Retención 2019 en la sede de la Iglesia Adventista el pasado 7 de abril de 2019, usó ese intercambio para ilustrar de qué manera los jóvenes suelen relacionarse con el tiempo. “Cumplir 40 les parece muy lejos”, dijo. “Están más preocupados por el presente”.

Tompkins dijo que una evaluación de los riesgos en la región a la que sirve ha identificado el riesgo número uno: Que los niños y los jóvenes no acepten el adventismo.

“¿Por qué se están yendo”, preguntó Tompkins. A manera de respuesta a su propia pregunta, dijo que si bien algunas razones son difíciles de articular, hay algunas cosas que cualquier iglesia y región de la iglesia pueden hacer para frenar y aún prevenir ese proceso de desvinculación. Y decenas de otros líderes de la iglesia, que se reunieron en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos para el evento de tres días, también compartieron lo que están haciendo para revertir la tendencia.

Relaciones significativas y discipulado

Varios disertantes enfatizaron que quedarse en la iglesia a menudo tiene que ver más con las experiencias positivas en la iglesia local que con doctrinas específicas de la iglesia. “En lo que respecta a seguir siendo adventista, la experiencia en la iglesia local en mucho más significativa”, dijo Tompkins. “Los jóvenes necesitan un hogar espiritual al cual sientan que pueden pertenecer”.

La pregunta, entonces, es, ¿Cómo podemos ayudar a que nuestra iglesia llegue a ser un hogar espiritual para los jóvenes?

Tompkins y otros creen que un programa intencional de discipulado puede ayudar. “Cada persona debería tener para los 14 años un grupo de estudios bíblicos específico para su edad”, dijo. “También necesitamos programas claves que apunten a los jovencitos de 14-17 años, y grupos de discipulado para los jóvenes de 18-25”.

La División Transeuropea, una región eclesiástica que abarca 22 países europeos, está trabajando para crear espacios seguros en los que los niños y jóvenes puedan interactuar con los líderes, según su secretaria ejecutiva Audrey Andersson. “Y estamos creando recursos de discipulado, mentoría y resolución de conflictos”, expresó.

La idea detrás de algunos de los últimos esfuerzos es hacer que la iglesia local sea un lugar de refugio, aliento y crecimiento. Parte de esto se basa en iCOR, un concepto desarrollado en el Centro de Evangelismo Joven en la Universidad Andrews en Berrien Springs, Míchigan, Estados Unidos. Según su sitio web, la idea clave es “que la iglesia sea un refugio seguro que brinde protección, mediación, justicia y atención solícita a largo plazo”. Al mismo tiempo, la iniciativa busca incluir “a todas las generaciones, todas las culturas y todas las clases sociales”.

Por su parte, Pako Mokgwane, director asociado del Departamento de Jóvenes de la Iglesia Adventista, habló de la importancia de iCOR para la retención de los jóvenes. “En la mayoría de las iglesias locales, la participación tiene un sesgo hacia los adultos, pero la participación de los jóvenes en los procesos de toma de decisiones, en el liderazgo, la misión y la adoración enfatiza el sentimiento de pertenencia”, expresó. “iCOR ofrece diez valores que fomentan relaciones saludables, y las relaciones saludables engendran iglesias saludables que mantienen a sus miembros y atraen a más personas”.

Combinación de recursos

Los líderes de la iglesia también informaron que están combinando recursos de diversos ministerios de la iglesia para apoyar los esfuerzos de conservar a los miembros —en especial a los jóvenes— como participantes e involucrados en la vida de la iglesia.

“Varios departamentos de la iglesia — Escuela Sabática y Ministerios Personales, Ministerial, Ministerios de la Mujer— están trabajando juntos con un énfasis en el discipulado”, dijo Leonard Johnson, secretario ejecutivo de la División Interamericana. Por su parte Richard Sabouin, director de Ministerios Personales y Escuela Sabática de la División de Asia Pacífico Norte hizo un comentario similar. “Estamos combinando la ayuda de los departamentos de Niños, Familia y Educación”, dijo de la región de la iglesia que tiene su sede en Corea del Sur. “De esa manera cubrimos todas las áreas — la escuela, el hogar y la iglesia”, enfatizó.

Para Lisa Beardsley-Hardy, directora de educación de la Iglesia Adventista, tiene sentido recurrir a la educación, dado que la educación cristiana ha mostrado ser un predictor sólido de jóvenes que permanecen en la iglesia más allá de la adolescencia. En una presentación conjunta con John Wesley Taylor V, director asociado de educación, Beardsley-Hardy explicó que las investigaciones muestran que los estudiantes que asisten a una escuela adventista tienen probabilidades mucho mayores de ser bautizados y permanecer en la Iglesia Adventista.

“También tienen mayor probabilidad de casarse con un adventista y de apoyar financieramente a la iglesia por medio de sus diezmos”, dijo. “La educación primaria tiene el impacto positivo más grande, seguida de la educación secundaria y terciaria. Cuanto más años reciben de educación adventista, mayor es la probabilidad que lleguen a ser y permanezcan adventistas con una fe madura”.

Auditoría de los miembros de iglesia

En un aspecto más técnico, la mayoría de los líderes de la iglesia creen que un proceso concienzudo de auditoría de los miembros —la revisión de las nóminas para certificar qué miembros están activos, ausentes o fallecidos— puede tener un efecto positivo a la hora de retener a los miembros. “Cuanto más información tienen los pastores sobre los miembros, mejor atención pastoral les pueden brindar”, dijo Charles Rampanelli, secretario ejecutivo de la Unión Asociación del Sur de Brasil. En una sesión simultánea el 7 de abril, Rampanelli compartió el sistema que han implementado los líderes adventistas en su región y los resultados que están consiguiendo.

Rampanelli compartió que una comisión especialmente designada a tal efecto en las iglesias locales está clasificando a los miembros en cinco categorías, desde los que asisten regularmente a la iglesia a aquello que han dejado de asistir. Es algo, dijo, que permite que los pastores y líderes locales definan qué tipo de servicio y atención deberían brindar a cada grupo. “También puede ayudar a notar tendencias”, añadió, “y hacer los ajustes necesarios”.

Involucrados en la misión

Más allá de las herramientas específicas, la mayoría de los líderes concuerdan en que un antídoto contra la pérdida de miembros es encontrar un lugar en el que cada miembro pueda servir. Es un fuerte componente, por ejemplo, de la iniciativa SEEK 2020 de la NSD, una sigla en inglés que implica Buscar, Alentar, Facultar y Conservar a los miembros. Sabouin explicó: “Cuando facultamos a los miembros para el servicio, es más fácil que decidan quedarse”.

Ted Wilson, presidente de la Iglesia Adventista, se mostró de acuerdo. “El más grande antídoto para que las personas no se vayan de la iglesia es hacer que las personas se involucren en la misión de la iglesia”, dijo al clausurar el evento el 7 de abril.

Es algo que demanda no solo visión sino también la disposición de adaptarse, dijo Tompkins, especialmente cuando los miembros regresan a la iglesia. “Las personas a menudo regresan con vidas enredadas”, dijo poco antes de compartir la historia de Becky, una adolescente atribulada que nació en la Iglesia Adventista y que, después de años de estar alejada de la iglesia, decidió regresar.

“Fue aceptada con amor y rebautizada, y ahora tiene un ministerio para ayudar a otros adolescentes con problemas”, expresó.

Traducción: Marcos Paseggi

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