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El V Simposio Anual sobre el Papel de las Organizaciones de Base Religiosa en el Ámbito Internacional —coorganizado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día— en el edificio de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York atrajo representantes de una diversa gama de organizaciones de base religiosa. El evento de 2019 se enfocó en cuestiones prácticas y éticas relacionadas con la financiación del desarrollo. Fotografía de Marcelo Schneider, Concilio Mundial de Iglesias

Los grupos de base religiosa realizan una contribución mayor que tan solo dólares y centavos a la hora de fijar los reglamentos relacionados con el financiamiento humanitario, según los organizadores de un simposio en las Naciones Unidas que buscó amplificar la voz de los grupos religiosos a nivel internacional.

El V Simposio Anual sobre el Papel de las Organizaciones de Base Religiosa en el Ámbito Internacional, que se llevó a cabo el 29 de enero de 2019 en la Secretaría de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, fue organizado conjuntamente por la Iglesia Adventista del Séptimo Día y este año se enfocó en las cuestiones prácticas y éticas relacionadas con la financiación del desarrollo.

Asistieron más de trescientas personas, en representación tanto de la comunidad de las Naciones Unidas como de una gama diversa de organizaciones, lo que incluye a grupos protestantes, católicos, musulmanes y judíos.

“Las organizaciones de base religiosa son tan importantes porque ustedes son una de las plataformas principales para la organización del ciudadano, y porque brindan la brújula moral de nuestras sociedades”, dijo Lazarous Kapambwe, Representante Permanente de Zambia ante las Naciones Unidas y uno de los panelistas durante la sesión de la mañana.

Los oradores a lo largo del día se hicieron eco de este tema clave, enfatizando el papel importante que la religión y las organizaciones de base religiosa pueden jugar en momentos en que las Naciones Unidas persigue su abarcadora agenda de desarrollo, conocida como los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030. Estos 17 objetivos, establecidos por las Naciones Unidas en 2015 como objetivos guiadores para los próximos quince años, abarcan una gama de desafíos humanitarios, que van desde la erradicación de la pobreza y el hambre hasta la derrota del flagelo del analfabetismo.

Ganoune Diop (visible en la pantalla a la derecha), director de Asuntos Públicos de la Iglesia Adventista, fue presentador y moderador en la sesión de la mañana del V Simposio Anual sobre el Papel de las Organizaciones de Base Religiosa en los Asuntos Internacionales, llevado a cabo el 29 de enero de 2019 en la Secretaría de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Fotografía de Bettina Krause, Asuntos Públicos y Libertad Religiosa

Los Objetivos de Desarrollo Sustentable tienen por objetivo producir un “florecimiento de la vida humana”, dijo Ganoune Diop, director de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista y uno de los organizadores fundadores de esta serie de simposios.

El ideal bíblico

En su presentación durante la primera sesión del día, Diop estableció una fundamentación de la razón por la cual las organizaciones religiosas pueden y deberían participar en el tema de la financiación del desarrollo sustentable. “Hay un tema claro y poderoso entretejido a lo largo de todas las Escrituras cristianas, y en muchos otros textos religiosos, que se enfoca en la justicia y la protección de la vida y la dignidad humanas”, expresó.

Diop delineó el ideal de “justicia” de los registros escritos más tempranos de la humanidad a través de los textos de las principales religiones mundiales, destacando en especial los escritos de un profeta hebreo del siglo VIII a.C. registrado en las Escrituras judeocristianas.

“El profeta Amós escribió en nombre de Dios las palabras famosas que, en el siglo XX, fueron citadas una y otra vez por Martin Luther King Jr.”, dijo Diop. “Corra el juicio como las aguas y la justicia como arroyo impetuoso”.

Diop dijo que el tema del simposio —“Financiación del desarrollo sustentable: Hacia una economía de vida”— refleja la idea de justicia como imperativo moral.

“Una ‘economía de vida’ coloca la vida humana antes de las corporaciones y las ganancias, e invierte en el desarrollo sustentable”, dijo Diop. “Implica salvar vidas y apoyar una vida abundante; implica crear condiciones que sustenten una vida digna; y se refiere al fomento de las relaciones en muchos sectores de la sociedad, para hacer que la vida florezca para todos”.

El evento fue el quinto de una serie de simposios anuales coorganizados por el Departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial. Otros organizadores del simposio de este año incluyeron la Junta General de Iglesia y Sociedad de la Iglesia Metodista Unida, el Concilio Mundial de Iglesias, Islamic Relief USA y ACT Alliance. El evento fue copatrocinado una vez más por la Comisión Interagencial de las Naciones Unidas sobre Religión y Desarrollo Sustentable. Douglas Leonard, representante del Concilio Mundial de Iglesias ante las Naciones Unidas, jugó un papel clave en la coordinación del encuentro de este año.

Un lugar único

A lo largo del día, muchos oradores reflexionaron sobre la posición única que las organizaciones religiosas ocupan dentro de las sociedades, con su sólida participación de las bases y su voz moral de autoridad. Anwar Khan, presidente de Islamic Relief USA, destacó que el “ochenta por ciento de la población del mundo tiene una fe religiosa”, una estadística que destaca la necesidad de que las organizaciones de base religiosa sean escuchadas a nivel nacional e internacional y que trabajen juntas en objetivos humanitarios compartidos”.

Junto con otros oradores, Khan dijo que el papel de las organizaciones de base religiosa en el apoyo del desarrollo humano va más allá de aportar recursos financieros. Otras contribuciones que pueden hacer las organizaciones religiosas incluyen motivar a los individuos para que apoyen los esfuerzos de desarrollo, funcionando como redes para compartir conocimiento y experiencia locales, como así hablando contra las conductas no éticas y las acciones delictivas, ya sea por parte de los gobiernos o el sector privado, lo que obstaculiza el progreso del desarrollo

Otros paneles del simposio se refirieron a cuestiones tales cómo la integración de los derechos humanos en los enfoques de financiación y las maneras de garantizar marcos éticos más sólidos para el desarrollo de emprendimientos conjuntos público-privado.

Perspectivas compartidas

Según Diop, este evento anual en las Naciones Unidas ha llegado a ser una manera invalorable en la que las organizaciones de base religiosa dialogan entre sí y con funcionarios de las Naciones Unidas sobre preocupaciones y objetivos compartidos, y establecen estrategias de las maneras de trabajar juntos con mayor eficacia.

“Para nosotros como adventistas del séptimo día, esto brinda una tremenda oportunidad de escuchar de parte de otros integrantes de la comunidad internacional y también de compartir nuestra perspectiva única, que se vea influida por nuestra cosmovisión y valores bíblicos”, expresó.

Esta historia ha sido adaptada de una comunicado de prensa by the del departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista.

Traducción de Marcos Paseggi

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