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Un grupo de familias emigrantes avanzan hacia el Oeste . Un evento reciente en Roma, Italia, apoyado por, entre otros, la Iglesia Adventista, enfocó su atención en la seria situación de niños emigrantes y refugiados. Imagen por Mamadou Traore, Pixabay

25 de octubre de 2018 | Bettina Krause, Asuntos Públicos y Libertad Religiosa

Desgarradores relatos de violencia en contra de niños refugiados y emigrantes marcaron la pauta en una reunión muy peculiar este mes en Roma, Italia, a la que asistieron representantes de más de 80 grupos religiosos internacionales y de organizaciones no gubernamentales.

La reunión cumbre de tres días de duración llamada “Faith Action for Children on the Move” (Acción religiosa pro niños desplazados”) dio inicio el 16 de octubre de 2108 y atrajo a unos 200 asistentes. Su objetivo fue crear nuevos socios colaboradores que ayuden a proteger a los aproximadamente 28 millones de vulnerables personas jóvenes y niños en todo el mundo que actualmente están siendo desplazados fuera de sus hogares por razones de conflictos bélicos, pobreza, desastres naturales o migración.

“Fue una experiencia realmente conmovedora el ser parte de esta reunión”, dijo Ganoune Diop, director of Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y uno de los planificadores de este evento. “Se reunieron todas estas diferentes organizaciones y tradiciones religiosas por una sola razón: Porque nos conmueve en lo más profundo de nuestro ser el sufrimiento y el trato inhumano de los niños y especialmente de los niños en tránsito de desplazamiento”.

El aumento repentino de refugiados y emigrantes en años recientes ha dado lugar a un incremento correspondiente de explotación de menores, quienes con frecuencia se convierten en presa fácil de traficantes y víctimas de trabajos forzados, pornografía, matrimonios forzados y otros abusos físicos.

La gran cantidad de niños desplazados ha llamado la atención de entidades globales. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), uno de cada 80 niños en el mundo se ha visto desplazado de su hogar. De 2005 a 2015, la cantidad de niños refugiados se ha más que duplicado, de 4 millones a 9 millones, con una cifra aproximada de 300,000 niños que cruzan las fronteras durante 2015 y 2016 como menores no acompañados de personas adultas.

Todavía más serio es el factor de violencia experimentada por muchos de esos niños y menores. Hasta casi un 30 por ciento de todas las víctimas de tráfico humano que se han detectado mundialmente, son niños. Se ha calculado que en una de las bien conocidas rutas de emigración  transmediterráneas —de la región del África subsahariana al continente europeo—  un jovencito adolescente tiene más de un 70 por ciento de probabilidades de experimentar abuso físico de algún tipo.

El referido evento, celebrado en Roma, fue encabezado por World Vision International y apoyado por una serie de otras organizaciones, incluyendo la Iglesia Adventista del Séptimo Día mundial y la Agencia Adventista Internacional de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA). El director Diop era un miembro de la comisión organizadora y tuvo a su cargo una presentación durante la primera sesión plenaria, señalando las razones por las cuales los grupos religiosos debe coordinar sus esfuerzos para hacer frente a la difícil situación en que se encuentran actualmente tantos niños que han sido desplazados.

Al notar la vasta gama de diferentes religiones allí representadas, el director Diop, dijo: “Es nuestro reconocimiento de nuestro común sentido de humanidad lo que nos reúne en este lugar”. Aunque reconoció las claras e inconmovibles diferencias teológicas entre los representantes, subrayó los valores compartidos de compasión y justicia entre las enseñanzas cristianas, musulmanas, judías, hinduistas y budistas. El director Diop le dijo al grupo que este consenso moral les permite a las personas de cada tradición religiosos “tomar una postura en conjunto para salvar vidas, proteger vidas y garantizar la habilidad de los niños y menores para desarrollarse en ambientes saludables, libres de violencia, abuso y homicidio”.

En una entrevista después de ocurrido el evento, el director Diop dijo que la reunión había provisto una oportunidad para afirmar valores adventistas clave en un ambiente religioso múltiple. “Esa perspectiva integral hacia la existencia, que comparten los adventistas, emana de nuestra firme creencia en el relato bíblico de la creación, con su clara descripción de una humanidad creada a imagen de Dios”, dijo el director Diop. “Y si cada ser humano lleva en sí la impronta del Creador, entonces sencillamente no podemos mantenernos al margen cuando seres humanos, especialmente niños indefensos, son explotados y abusados”.

“Desde las palabras del antiguo profeta Miqueas, de “hacer justiciar y amar misericordia”, hasta las ardientes palabras de Jesús, en Mateo 25, quien dijo ‘Tuve hambre, tuve sed, fui extranjero”, queda muy claro que los cristianos adventistas estamos llamados a identificarnos con el desprotegido y a ver la opresión de los vulnerables como un insulto a Dios mismo”, dijo el director Diop.

Antes del mencionado evento, la comisión organizadora le pidió al director Diop que redactara un documento que pudiera proveer una base teológica para la involucración de grupos religiosos en la tarea de poner fin a la violencia en contra de niños y jóvenes desplazados. A cada asistente al evento se le entregó una copia de este documento.

Durante los tres días de presentaciones y paneles de discusión, los participantes exploraron formas de enfocar y coordinar en la mejor forma sus esfuerzos para proveer apoyo y protección a los niños refugiados y emigrantes.

“Este es simplemente el comienzo de una conversación”, dijo el director Diop, “y es una en la que esperamos que se pueda lograr más reconocimiento de la trágica explotación de niños que han sido desplazados de sus hogares, así como que pueda alentar colaboración productiva entre los grupos religiosos al afrontar esta epidemia global”.

La iglesia Adventista del Séptimo Día se ha esforzado desde hace mucho tiempo en pro del bienestar de los niños a través de su red mundial de escuelas y hospitales y a través de la labor mundial de la agencia ADRA. El departamento de Ministerio Infantil y de Adolescentes, dirigido por Linda Mei Lin Koh en el nivel mundial de la iglesia, produce recursos para los niños y se esfuerza en despertar conciencia respecto a las necesidades de los niños en todo el mundo.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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