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Imagen cortesía de Unsplash

11 de enero de 2018 | Phoenix, Arizona |

IEn un inusualmente caluroso día del mes de diciembre, Janelle Glass avanza al lado de la fila de los amarillos autobuses escolares estacionados fuera del Centro de Convenciones de Phoenix, mientras el inclemente sol broncea su piel solo acostumbrada al invierno de Tennessee. Es viernes en la convención anual GYC (Generación de Jóvenes pro Cristo, por sus siglas en inglés), para los veteranos asistentes, conocido también como “día de involucración en la comunidad”.

Un autobús se detiene en la sección de servicio de valet, y Janelle lo aborda y encuentra un asiento justamente al frente. “La primera vez que fui de casa en casa fue en el Estado de Washington, participando en el programa Youth Rush [colportaje o venta de libros religiosos]” dijo. Uno de los libros que vendió fue El Conflicto de los Siglos, que es el mismo libro que lleva consigo el día de hoy, un ejemplar para una cita divinamente programada. “Es tan preciso históricamente. Me parece que puedo darlo a conocer a católicos, ateos y protestantes y que este libro puede ser de beneficio para cada uno de ellos”.

Janelle se ve interrumpida por la voz de Ben, uno de los dos directores del servicio de autobuses. “¡Uno más, necesitamos uno más!”, grita dirigiéndose a la multitud amontonada afuera. Hay voces de júbilo y aplausos mientras un joven se une al grupo ocupando el último de los asientos disponibles.

Tan pronto como el autobús llega a la calle designada, Janelle se baja del mismo y saca el mapa que lleva consigo. Ha sido asignada a una zona residencial de buena posición económica. Las residencias de color café están rodeadas de fuertes rejas de metal, algunas de ellas con perros guardianes que ladran como si su porción de comida canina estuviera en peligro.

Pero Janelle se muestra determinada.


Janelle Glass visita el pabellón GYC durante la convención celebrada del 28 al 31 de diciembre de 2017. Imagen por Seth Shaffer

Janelle toca una puerta. El hombre la mira escépticamente y pone rápidamente fin a la conversación. “Esto realmente me trae recuerdos de mis días de colportaje”, dice. “Esa sensación de rechazo, sabiendo que de seguro habrá todavía más casas en las que la gente te va a cerrar la puerta en la nariz. Pero simplemente tienes que no tomarlo muy en cuenta y continuar la búsqueda, sabiendo que hay personas que sí están interesadas”.

Envuelta en esta atmósfera que pareciera casi crujir al efecto del calor inalterable, la joven avanza por la calle asignada. Algunas personas se ríen ante la idea de tener que contestar preguntas acerca de su salud en la encuesta de Janelle. Otras cierran la puerta en cuanto se dan cuenta de que tienen a una persona cristiana frente a ellas.

Para el tiempo en que la joven ha llegado casi al final de la cuadra, no ha tenido todavía ninguna suerte. Aunque ha podido colocar algunos folletos GLOW en las manos de unas cuantas personas, nadie ha estado todavía dispuesto a contestar la encuesta en su totalidad.

Toca ahora en otra puesta, pero no hay ninguna respuesta.

Pero entonces el ruido producido por alguien que está sacando la basura, rompe de pronto el silencio. Se trata de un anciano que está de acuerdo en conversar por un momento. La expresión de su rostro se vuelve más y más determinada, mientras el anciano responde a todas las preguntas de la encuesta. “Cuando yo tenía tu edad deseaba ser sacerdote”, dijo el residente, quien le contó a Janelle acerca de su trasfondo en la religión ortodoxa griega. “Pero alguien me animó a, en vez de ello, obtener mi doctorado en literatura comparativa, lo cual es la razón por la que soy tan asiduo lector”. El hombre sonríe, revelando con ello los hoyuelos que la edad ha moldeado en sus mejillas.

La iglesia católica ha apostatado, dice el hombre, dando a conocer su opinión de naturaleza histórica. Ellos nunca debieron haberse salido de la ortodoxa iglesia madre. Pareciera que este hombre podría gustar de ese libro. Al final de la conversación Janelle le entrega al hombre el libro El Conflicto de los Siglos que no ha podido entregar a nadie en toda la tarde. Dios sabía que este libro iba a ser mejor recibido por este hombre cristiano interesado en la historia y con dudas acerca de su desarrollo.

Mientras Janelle se retira con el rostro resplandeciente por causa de su reciente éxito, dice llena de gozo: “Es tan emocionante ver la forma como Dios obra en las circunstancias menos prometedoras”. Después de un largo día de dura labor bajo el sol, Janelle logró poner uno solo libro en manos de alguien, pero este libro podría marcar toda una diferencia en la vida de esta única persona. “Y esto siempre vale la pena”.

Traducción: Gloria A Castrejón

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