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“Nos dijeron que no sobreviviríamos, porque la mayoría de eventos que requieren catering son los viernes de noche y los sábados”, dice Stephanie Roberts, junto a su esposo Junior, en el campus de la Universidad Norteña del Caribe en Mandeville, Jamaica. Imagen de Andrew McChesney / Misión Adventista

 

7 de agosto de 2017 | Mandeville, Jamaica | Andrew McChesney, Misión Adventista

Junior Roberts, de 28 años, y su esposa Stephanie, de 27, tuvieron problemas cuando se bautizaron y cambiaron los servicios de su compañía de catering en Kingston, la capital de Jamaica.

Dejaron de servir langostas y licor, y rechazaron lucrativos contratos los viernes de noche y los sábados.

El matrimonio, sin embargo, dijo que jamás se han sentido más felices, y su empresa ahora está floreciendo.

Nuestra compañía de catering ahora está mejor que nunca”, dijo Junior. “Antes no teníamos una brújula moral. Ahora sabemos que clase de clientela buscamos, y nuestros ingresos son más estables”.

Stephanie dijo que la fe de ellos ha llevado sus vidas personas a un nuevo nivel.

“Siento que tengo una vida más plena”, dijo. “Me siento más plena. Sé que Dios ha estado obrando una transformación en mí. Y a menudo pienso, ‘¿Dónde estaría ahora de no haber tomado la decisión de servir a Dios?’”

Misión Adventista conversó con Junior y Stephanie para escuchar su historia, después de una reunión de reavivamiento en la Universidad Norteña del Caribe en Mandeville, Jamaica.

P: ¿Cómo se conocieron?

Junior: Ambos trabajábamos en una importante compañía de carne y alcohol de Jamaica. Yo era chef, y preparaba platos con camarones, langosta y otros mariscos.

Stephanie: Yo trabajaba como gerenta asistente en el departamento de vino y licores. Me gustaba mucho el vino.

P: ¿Cómo conocieron a la Iglesia Adventista?

Junior: Hace tres años, un amigo adventista me invitó a un grupo pequeño para estudiar la Biblia en su casa. Los estudios me resultaron interesantes, e invité a Steph para que me acompañara. Pero ella no se mostró interesada.

Stephanie: Estaba ocupada y no quería hacerme el tiempo. Cuando comencé a asistir a los estudios bíblicos con Junior un año después, me quedé atónita con lo que leí. Pregunté: “¿Eso está en la Biblia?” Vi que a menudo se mencionaba el sábado, y me di cuenta de que el sábado era el día correcto de adoración.

Un día, sentí que el Espíritu Santo me decía: “Es hora”, y decidí entregar mi vida a Dios. Aunque comía lechón y camarones, y me gustaba el vino, no fue difícil para mí dejarlos. “Pensé: ‘Tengo que ser responsable ahora que sé qué es lo correcto’”. No creo que el vino sea más importante que la salvación.

Junior: Steph y yo también queríamos asegurarnos de estar bien con Dios. Por ello, nos casamos en septiembre de 2015 y nos bautizamos juntos un mes después.

P: ¿Qué sucedió con la empresa de catering?

Stephanie: Nos dijeron que no sobreviviríamos, porque la mayoría de eventos que requieren catering son los viernes de noche y los sábados. Los mejores clientes también tienden a pedir mariscos finos y alcohol. En realidad, comenzamos a ganar mucho menos cuando nos bautizamos.

Junior: Justo después de bautizarnos, un cliento nos dijo que quería una boda con mariscos por un millón de dólares jamaiquinos (unos 7700 dólares estadounidenses). Mencionó todos los tipos de mariscos que quería, y dijo que la fiesta sería el 2 de enero. Cuando miramos el calendario, vimos que el 2 de enero caía en sábado. Tuvimos que rechazar la propuesta.

Uno de los primeros contratos regulares que perdimos fue con una acaudalada empresaria. Nos encargábamos de su comida varias veces a la semana, para que no tuviera que cocinar para los cuatro integrantes de su familia. Pero después del bautismo, le dijimos que ya no le serviríamos sus platos favoritos con langosta y lechón.

En nuestra última visita, la mujer descongeló un jamón precocido y dijo: “No tuvieron que cocinar este jamón. ¿Me lo pueden cortar?”

Creo que era una prueba. Dejé el jamón sobre el mesón y abrió mi Biblia en el teléfono celular para enseñarle qué dice la Biblia sobre tocar el cadáver de un animal impuro. Pero ella no quiso escucharnos. Me cortó en seco y me dijo: “Las elecciones de ustedes obstaculizan mi estilo de vida”.

Stephanie: Dios obra las cosas de manera muy graciosa. Dieciocho meses después, esa mujer nos pidió que regresáramos para una fiesta familiar un viernes por la tarde. Nos dijo que no nos pediría transigir en nuestros valores con la comida. También estuvo atenta al comienzo del sábado. Cuando se acercaba la puesta de sol y nos preparábamos para decirle que necesitábamos irnos, nos dijo: “Ya sé. Llegó la hora de ustedes. Pueden retirarse”.

Nos sorprendió que nos contó que había comenzado a asistir a la iglesia en domingo. Estamos orando para que acepte el sábado.

P: ¿Cómo sobreviven en la industria del catering?

Stephanie: Por un par de meses, tuvimos que sobrevivir con casi nada. Por un tiempo, nuestros ingresos cayeron muy por debajo del sueldo promedio, pero sucedió algo sorprendente. Parientes y amigos comenzaron a traernos comida. Habían recibido paquetes de comida de otros, y querían compartirlos con nosotros. Jamás pedimos comida, y jamás pasamos hambre. ¡Teníamos tanta comida en la casa que comenzamos a repartir parte de ella!

Junior: Tratamos de establecer relaciones a largo plazo, y cubrimos más fiestas de oficina y cenas pequeñas en lugar de grandes. Tenemos un cliente adventista, y hemos hallado nuevos clientes que aceptan nuestras creencias. No sentimos estrés o una carga por separar el sábado. Trabajamos de domingo a jueves y vamos aflojando el viernes, para prepararnos para el sábado.

P: ¿Hay algo más que quisieran agregar?

Junior: Me gustaría animar a los adventistas para que hablen más abiertamente sobre su fe. Solo hace poco me di cuenta de que dos mis compañeros de la escuela secundaria eran adventistas. Ellos se iban temprano los viernes de tarde y jamás dijeron por qué. No tendría que haber tenido que esperar diez años para aprender sobre el sábado si ellos hubieran compartido su fe. Por ello, animo a las personas para que hablen más. Si compartiéramos más lo que creemos, más gente podría conocer a Jesús.

Traducción de Marcos Paseggi

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