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27 de mayo, 2008. Loma Linda, California, Estados Unidos…Elizabeth Lechleitner/ANN.

Tome los pistachos, no los doritos. Ofrézcase como voluntario. Y manténgase llenando ese vaso, siempre y cuando sea con agua.

Es, al parecer, elecciones sencillas de estilo de vida tales como estas que el investigador y autor Dan Buettner piensa que puede agregar unos buenos 10 años a la vida de la mayoría de las personas. Las ayuda a unir rangos con el cirujano del corazón Ellsworth E. Wareham quien, a los 93 años, en ocasiones, aún toma el escalpelo para ayudar en cirugías.

Wareham es uno de varios adventistas del séptimo día de alrededor o sobre los 100 años de edad que vive en Loma Linda, California — la que Buettner llama «El Oasis de la longevidad» de Estados Unidos en The Blue Zone: Lessons for Living Longer From the People Who've Lived the Longest (la zona azul: lecciones para vivir más de la gente que ha vivido más), National Geographic Books, 2008.

La cerrada comunidad adventista en California del sur es una de cuatro Zonas Azules alrededor del mundo donde el lapso de vida de la gente es de 100 años en tasas notablemente más altas que la población circundante. Y en promedio, Buettner concluye que ellos viven no solamente por más tiempo, sino también, con más salud y más felices.

«No es coincidencia que la forma como se alimenta esta gente, interaccione con cada uno, se desprendan del estrés, se sanen a sí mismos, eviten enfermedades, y vean su mundo rendirles más años de vida», escribe Buettner, citando hábitos comunes entre los adventistas, tales como el reposo sabático y una dieta a base de planta.

«Por instinto, los adventistas saben que sus hábitos de salud los llevan a una vida más prolongadas y mejor. Pero creo que ellos apreciaron a alguien de fuera de su comunidad que había hecho un estudio de algunas de las mejores ciencias allá, reafirmando lo que sus líderes religiosos les han estado diciendo por 150 años», Buettner dijo a ANN seguido a su reciente visita a Loma Linda.

Mientras estuvo allá, habló en la iglesia local –«fue como predicarle al coro» — y grabó una entrevista en la Escuela de Salud Pública de la universidad. Sin embargo, lo que más le impresionó fue el almuerzo «fantástico» del sábado. Sus «buenos amigos Marge Jetton y Wareham –a quienes presenta destacadamente en The Blue Zone –entraron para unírsele para algunos alimentos de primera necesidad de la dieta adventista después de la iglesia.

«No hay tentación de asar carne porque cada cual trae estas cacerolas de requesón y habichuelas (frijoles)» dice Buettner. Es muy raro que yo coma carne estos días. Supongo que consumo más tofu», dice riéndose. Es algo bueno, piensa. Pero de nuevo, un hombre de 103 años de edad que se da el lujo, en ocasiones, de comer asado de oveja lo venció en un pulso mientras Buetner investigaba Sardinian Blue Zone.

Él ha escogido otro hábito: merienda de nueces en la tarde. «Tengo una jarrita de ellas en mi oficina, gracias al doctor Fraser».

Buettner se está refiriendo al doctor Gary Fraser, quien, junto con el doctor Terry Butler, encabezan el Estudio Sobre Salud Adventista que se realiza actualmente, el cual –financiado por una donación del National Institute of Health (Instituto Nacional de la Salud) — ahora envuelve a cerca de 100,000 miembros de la iglesia adventista. «Creo que ellos están haciendo algo del trabajo más importante en Estados Unidos cuando se trata de medir realmente el impacto a largo plazo de una dieta a base de planta», dice Buettner. Agrega que le gustaría colaborar con ellos sobre la investigación, pero «yo soy sólo un periodista de la ciencia, no un científico».

Por su parte, Fraser piensa que el libro de Buettner ha sondado cantidad de investigación previamente sepultada en revistas académicas y las presenta al público general. «Yo soy el que me encargo de los números y trato de convencer a la gente que llene los largos cuestionarios», dice Fraser, «por eso fue animador para mí ver a Dan poner un rostro humano sobre nuestra investigación –para ver cuán persuasivo se veía todo.»

Más convincente para Buettner es cuán poderosa puede ser una comunidad de personas con el mismo sentir cuando se trata de establecer y mantener hábitos saludables. «No existe la tentación que proviene de una red de trabajo social que tiene hábitos de salud pobres» –los adventistas de California reportan que 80 a 90 por ciento de sus amigos comparten sus creencias religiosas. El «poder de elegir sus amigos con cuidado», dice Buettner, es «uno de los mensajes más poderosos para el resto de Estados Unidos».

«La triste realidad es que no reaccionamos muy bien como especie a la modificación del comportamiento, pero si nos ubican en el ambiente correcto, generalmente haremos lo apropiado», dice Buettner. «La pregunta, entonces es, ¿Cómo crea usted estos ambientes?»

Ese sentido de comunidad se extiende más allá de sólo reforzar el buen comportamiento. Buettner sospecha que, también, reafirma la fe, y pertenecer a una comunidad espiritual es uno de sus «Power 9» o «secretos» de estilo de vida en The Blue Zone. «Puedo decirles que de los más de 200 centenarios que entrevisté [para el libro], 99 por ciento creían en Dios. De tal forma que la fe parece ser un factor destacado». Aunque no tiene planes de unirse a la iglesia adventista, Buettner dice que, desde que empezó a investigar The Blue Zone hace años, ha estado asistiendo a la iglesia con más regularidad.

Aunque Fraser dice que el apoyo social de una religión compartida es beneficioso y de la misma manera reduce la mortalidad, queda por investigarse si «existe una desventaja en tener una vida social en una comunidad muy restringida». Fraser dice que él, en vez, promociona los aspectos de la dieta más científicamente basados del estilo de vida adventista.

Buettner, cuyo estudio está enfocado sobre los adventistas de más edad de California, se preocupa que la generación que está estudiando pudiera no estar siendo imitada por otra semejante de vida longeva, debido a alimentos procesados y azúcar refinada que crece en la dieta adventista. Optar por una dieta más pura, dice él, puede evitar el «abuso de la cultura fast foods«. Y eso incluye ser moderados en el uso de la sal, carnes análogas cargadas de químicos –«uno tiene que, en verdad, mirar con cuidado el contenido en las envolturas de estas cosas».

Para información adicional sobre la investigación de Buettner, o medir la longevidad personal haciendo la prueba de expectación de vida The Blue Zone — The Vitality Compass (compás de vitalidad) — haga clic en bluezones.com.

Image by ANN. Cortesía de LLU/ANN

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